La comercialización del alga invasora como estrategia contra su expansión

    El aprovechamiento industrial de la Rugulopterix okamurae, el alga asiática que ha colonizado los fondos marinos del Estrecho, podría ser la solución a su imparable avance, que ya amenaza las costas atlánticas y mediterráneas de la Península Ibérica

    La Rugulopterix okamurae es un alga originaria de las aguas templadas cercanas a China, Corea, Filipinas y Japón que ha demostrado su extraordinaria capacidad de colonización de nuevos territorios cuando en 2015 comenzó a detectarse en la costa de Ceuta.

    La teoría más factible es que llegó a bordo de alguno de los buques que surcan el Estrecho de Gibraltar y en poco más de seis años, su propagación la ha convertido en una auténtica tragedia ecológica para este ecosistema marino, desplazando a especies autóctonas como la Posidonia y alterando el equilibrio ecológico entre otras algas y especies de peces, moluscos y crustáceos.

    También supone un grave problema para el ser humano por sus negativos efectos sobre la pesca que aún pervive en la zona y el turismo, por los continuos aluviones de material vegetal (arribazones) que llegan a las playas, desde Tarifa hasta la Costa del Sol.

    Hasta el momento, y mientras desde la comunidad científica y las administraciones siguen debatiendo alguna solución para combatir esta invasión vegetal, la Rugulopterix sigue su imparable expansión a ambos lados del Estrecho. Por el Este ya se han detectado rizomas fijados en las piedras del Cabo de Gata, mientras que por el Oeste está colonizando el fondo del Atlántico hasta las Azores.

    Sin embargo, desde Tarifa, hay un grupo de investigación que lleva desde 2016 proponiendo una solución que permitiría combatir la expansión del alga asiática, además generar empleo y riqueza para la zona, si se apuesta por la explotación de la Rugulopterix como materia prima cosmética e industrial.

    Se trata del SEPER de Tarifa que dirige el profesor Antonio Vegara. Un centro de formación de adultos, dedicado especialmente a mujeres, que desde antes de la aparición de la Rugulopteryx ya trabajaba en el aprovechamiento comercial de algas autóctonas.

    “Comenzamos en el curso 2011/2012 con el Plan Educativo ‘Algas de Bolonia’ y creamos 12 fórmulas de cosméticos basados en tres algas algas nativas: la Saccorhiza polyschides o coleto, la Cystoseira usneoides y la Laminaria ochroleuca”, explica, el profesor Vegara. “En 2016, con la aparición de la Rugulopteryx, nos reinventamos y comenzamos a investigar sus posibilidades de aprovechamiento como posible solución a su propagación”.

    “Desde entonces, y con la asociación de alumnas ‘Tarifa Mar de Algas’, hemos ensayado 50 productos viables. Hemos extraído del alga pigmentos antioxidantes, principios activos antibacterianos y polisacáridos con los que producir desde cosméticos para el cabello, faciales, pies y manos, hasta pasta de dientes y desodorantes”, detalla Antonio Vegara.

    Posible uso en la industria del calzado

    Además, la Rugulopteryx tiene otros usos demostrados como materia prima para plantillas y suelas de calzado. Una patente por la que está apostando una empresa valenciana. “Ya se han hecho 3000 pares de zapatos como prueba de viabilidad, utilizando 500 gramos de alga fresca por zapato. La empresa prevé instalar una planta de recolección en Tarifa, pero si se garantiza la posibilidad de comercialización más allá del 31 de diciembre”, explica el profesor Vegara que ve en estos proyectos la mejor solución para frenar al alga invasora.

    “Podríamos retirar un 40% del arribazón que llega a la costa”, explica Vegara, “se podrían recoger 10 toneladas al día y la formación para la obtención del permiso como trabajador cualificado, como ocurre con el Gelirium en Galicia o el País Vasco, la ofreceríamos gratuitamente desde nuestro centro”.

    “Hace falta la inversión inicial, pero ninguna empresa va a apostar por la retirada del alga, que es obligación de las autoridades locales, si no se asegura la comercialización”, lamenta Vegara ante la falta de acción de las administraciones. “El 1 de diciembre 2020 se declara la especie como exótica invasora de alta peligrosidad, pero aún no se hace nada. Esta lentitud del Ministerio está retrasando la aparición de inversión privada y hasta febrero de 2023 no se entregará el plan de actuación, del que esperamos tener un borrador este verano. La Consejería de Medio Ambiente sí está avanzando mucho en un plan de gestión, realizado por técnicos de nuestra provincia, que está prácticamente preparado, sólo falta que se aplique”.

    Una salida laboral para el sector pesquero

    Además de la recogida en tierra, la necesidad de recolectar alga fresca ofrecería una solución para la situación del sector de la pesca en la provincia. “Necesitarían una inversión inicial para adaptar sus barcos, pero si se les garantiza la actividad, estaríamos hablando de una salida laboral para todo el sector”, afirma el profesor del SEPER de Tarifa, “nuestra almadraba local, cuando levanta sus redes en junio, saca unas 100 toneladas de algas que se desperdician”.

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