La incertidumbre, la Verja, por Juan Carmona
Como era previsible, pasó el tiempo y no se llegó al acuerdo, que parecía (eso nos decían) casi hecho

Fabian Picardo convocó elecciones y volvió a ganar. Y creo que conviene, ya que tanto él como su equipo conocen bien el asunto, así como a los demás interlocutores ingleses y a los de la parte española. Aunque después de tantos años en el poder local esta un poco quemado en algunos sectores de la sociedad gibraltareña.
Pero para que se pueda avanzar en las negociaciones atascadas y ahora en espera de elecciones, deben ponerse encima de la mesa soluciones imaginativas a problemas que aparecen como irresolubles. En concreto, dejar las «cabezonadas llanitas».
Me refiero, por ejemplo, a no querer ni ver un uniforme de funcionario español si la Unión Europea exige un control de personas y mercancías – policía y aduana – para entrar en Europa. Para acceder a territorio comunitario es preciso, e inevitable, un control relativo a las normas comunitarias. Y deben hacerlo funcionarios de la Unión, no los propios británicos, y sin que ello suponga «ceder un ápice de nuestra soberanía británica»; frase que machacona e insistentemente repiten
También, por otro lado, que la Royal Navy deje de «tocar las narices» en los momentos más delicados, siendo como somos socios en la OTAN, como ha ocurrido en plena campaña electoral española. Está claro que al Ministerio de Defensa de los ingleses el acuerdo no le gusta. Parece que analizan y estudian los momentos más oportunos para provocar a la prensa de “la caverna” y despertar el sentimiento que aún llevan algunos españoles en vena: Gibraltar español, que fue lo que le dijo, como primera frase, el inefable ministro García Margallo a su homólogo británico cuando fueron presentados por primera vez en Bruselas. Por cierto, a partir de ese momento se dedicó a obstaculizar el paso por la verja, perjudicando sobre todo a los trabajadores españoles y de países comunitarios que trabajan en Gibraltar. Situación a la que la propia Unión Europea puso fin.
Y por parte española, ¿el Gobierno aquí? ¿cuándo?. Y si esto acaba en un tratado quizás tenga que pasar por el Senado, donde el previsible Gobierno no tiene mayoría.
En fin, ya veremos. De momento incertidumbre. Como en tantas y tantas cosas.
Mientras las cosas marchan más o menos como siempre. A veces hay colas, a veces no. Son los funcionarios los que van a su criterio. No quiero pensar que funcionan según se han levantado ese día.