Método Baby-Led Weaning

    Por OLIMPIA TARDÁ, gerente del internacional montessori school Psicóloga infantil, especialista en coaching familiar

    Que nuestros hijos crezcan sanos y felices es la mayor preocupación para los que somos  padres o están en proceso de serlo. Dejando a un lado el COVID que es en este momento nuestra mayor preocupación, hay otro problema de salud pública que es cada vez más llamativo en la población infantil, la obesidad. Debido a los malos hábitos de alimentación y a la vida cada vez más sedentaria de nuestros hijos, promovida en muchos casos  por el elevado número de horas sentados frente al televisor o resto de pantallas, el número de niños  con problemas de sobrepeso se ha elevado enormemente. 

    Inculcar hábitos de alimentación saludable desde la primera infancia se hace imprescindible para garantizar resultados futuros y esto es lo que ha llevado a muchas familias a usar el  BABY-LED WEANING. Pero, ¿en qué consiste exactamente?, ¿es apta para todos los niños?

    El BWL es un método de alimentación complementaria a demanda, es una  forma de destetar al bebé introduciendo alimentos sólidos  blandos en su dieta, contempla que las comidas se realicen en familia, que se ofrezcan alimentos saludables y que sea el propio niño el que se los lleve a la boca siendo él mismo el que decide cuánto comerá de cada alimento ofrecido, manteniéndose así la alimentación a demanda. 

    Según lar recomendaciones de la OMS, a partir de los seis meses todos los niños deben complementar la dieta con otros alimentos ya que la leche por sí sola no proveerá todos los nutrientes que van a necesitar para seguir creciendo. Sin embargo, el comenzar con la introducción de nuevos alimentos no implica que se reduzcan las tomas de leche materna o artificial.

    Entre los beneficios del BWL encontramos que  favorece la exploración de sabores y texturas, facilitando una mayor aceptación de una gran variedad de alimentos saludables, ya que se evitan productos como cereales en polvo con azúcares añadidos, se promueve la adaptación del paladar a sabores naturales, fomenta la confianza y autonomía del bebé al tener un rol activo en su alimentación, mejora su coordinación ojo-mano-boca, la masticación y motricidad orofacial con implicaciones positivas para otros aprendizajes posteriores y, en definitiva, anima a los padres a comer con los hijos, servirles de ejemplo y compartir momentos familiares.

    Uno de los miedos más comunes entre las familias al practicar es el de atragantamiento. Melisa Gómez, dietista nutricionista especializada en alimentación infantil, señala que se ofrezcan alimentos blandos, que se puedan deshacer al presionar la lengua con el paladar o con la mano sin mucho esfuerzo, que se supervise el proceso en todo momento, que se eviten alimentos como frutos secos, uvas enteras, zanahoria y manzana crudas . Otra preocupación sería en aquellos niños de bajo peso, prematuros o con déficits nutricionales. En estos casos habría que cuidar mucho el tipo de alimentos ofrecidos.

    El BWL es otra opción más de alimentación complementaria, seréis las familias apoyadas por vuestro pediatra las que debéis elegir lo que consideréis más adecuado según vuestro hijo y estilo de vida. Lo principal, disfrutad de los momentos de comida juntos.

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