Sylvain Marc. Esculpiendo movimiento y armonía

    Por Jesús Quintanilla · Fotos cedidas

    Para que después digan que los amores de verano son fugaces. Un joven Sylvain Marc vino de Francia en el verano de 1970, se enamoró, y cincuenta años, tres hijos y cuatro nietos después, aquí sigue. Y además de una gran familia, ha cincelado una fructífera carrera como escultor.

    Desde aquel verano hasta esta entrevista han pasado unas cuantas cosas, él nos las relata en su taller mientras hacemos un recorrido por su obra. Decenas de esculturas bien ordenadas, cada una con su historia, con su vida. Las hay que han pasado por Málaga, Sevilla, Madrid, Portalegre… Otras se marcharon para Ámsterdam, Nueva York, Helsinki… Y todas nacen en el Campo de Gibraltar. 

    Muchos artistas salen de los pueblos y las pequeñas ciudades en dirección a las capitales para hacer carrera, él tomó el camino inverso para asentarse en un estudio-taller en La Línea. “Por suerte, no dependo del arte para vivir, pero evidentemente es mi profesión, trabajo todos los días desde las 9 de la mañana”. Además, es un oficio que no solo requiere una sensibilidad especial, también un esfuerzo físico. Con 73 años sigue trabajando con bloques de mármol o granito de varias toneladas con la ayuda de pequeñas grúas. “No trabajo con operarios, todo lo manejo yo. No debería hacer esfuerzos pero, a pesar de todo, lo hago”. Y con machotas y cinceles sigue destapando del contundente material lo que, al principio, estaba solo en su cabeza. 

    Cuando hablamos de referencias, Sylvain recalca que a él le gusta todo el arte. En su taller hay pequeñas esculturas a la manera de Richard Serra, Mondrian, Tanguy. Lo mismo reinterpreta y juega con objetos cotidianos que esculpe un busto realista. Pero más allá de todos estos juegos y ejercicios, su obra tiene un sello muy personal. 

    Las piezas de Sylvain Marc tienen una apariencia delicada y liviana. Hay una fluidez, un movimiento, una textura. “Me recreo mucho en pulir, en el tacto y en las texturas”. Contemplando su obra, a veces uno se olvida que parte de un bloque rotundo de mármol portugués de 400 kilos o granito de 2 toneladas. A esas pesadas piezas hay que darle forma y equilibrio. 

    “Para muchos artistas las nuevas tecnologías de hoy facilitan la ejecución de la obra con construcciones en 3D, robotización con láser, cortes y talla con agua, plasma, etc.” Él, en cambio, sin renunciar a ellas, sigue trabajando la piedra: mármol, granito, hormigón. Normalmente en un pequeño o mediano formato, pero también se lía con grandes escalas. Como la obra de hormigón blanco que hizo junto con su hijo Iván y que se puede contemplar en la Avenida del Ejército de La Línea. Un monolito de 5,3 metros con el que ganaron el concurso del 50 Aniversario de Asansull. 

    Cuando empecé se hacían una o dos exposiciones al año y muy poco más. Más tarde se formó un patronato de arte del que se encargó Manuel Alés. Gracias a él se movía mucho el arte de la comarca

    Este monolito y una escultura para el jardín japonés del Museo Cruz Herrera de La Línea son sus dos ultimísimas obras en la comarca, pero también hablamos de las primeras. “Por entonces aquí había una sala de exposiciones que dependía del concejal de Cultura y poco más. Yo fui de los primeros en exponer con dos artistas de Algeciras. Azahara Sur nos llamábamos. Expusimos en Algeciras, La Línea…” Y a partir de ahí fue propagando su obra por la comarca, la provincia, el país y el extranjero. Desde hace mucho tiempo forma parte de la nómina de artistas de la Galería Birimbao de Sevilla donde expone con regularidad. 

    “Cuando empecé se hacían una o dos exposiciones al año y muy poco más. Más tarde se formó un patronato de arte del que se encargó Manuel Alés. Gracias a él se movía mucho el arte de la comarca. Él iba a ARCO, a todas las exposiciones de Sevilla y Málaga. Muchos artistas se han movido gracias a la galería de Manuel Alés. La Línea se ha dado a conocer por la galería y venía mucho público. Se han hecho muchas exposiciones individuales como colectivas… Ahora su hija, Macarena Alés, se ha hecho cargo y funciona muy bien”.

    Hace 50 años, artistas como Sylvain Marc empezaron a formar parte de una gran obra colectiva que conforma el arte en el Campo de Gibraltar a la que cada generación va sumando grandes jóvenes talentos. Y él sigue aquí, cincelando cada día en su estudio desde la 9 de la mañana una parte del arte de la comarca. 

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