Varios expertos confirman la presencia de esta especie invasora, presente desde hace ya años en el norte de España, que ha ido ganando terreno hacia el sur de la Península 

En el otoño de 2022 se ha terminado confirmando la presencia de la temida avispa asiática (Vespa Velutina) en el Campo de Gibraltar, tras los primeros indicios señalados por varios expertos a lo largo de las primeras semanas de septiembre, que aportaron pruebas de la existencia de ejemplares y nidos de este insecto en el municipio de Los Barrios.

Ya en agosto, un enjambre de avispa asiática fue interceptado por Bomberos en Alcalá de los Gazules, uno de los municipios colindantes al Campo de Gibraltar. De esta forma, se confirma la evolución hasta el extremo sur de la Península Ibérica de la velutina, que llegó por primera vez a Europa en 2004 en un carguero procedente de China que atracó en el puerto francés de Burdeos. Desde entonces, se ha ido expandiendo por las zonas del continente donde el clima le es favorable, llegando por primera vez al norte de España en 2010.

Tras confirmar la presencia en el Campo de Gibraltar de la velutina, con su primer nido encontrado en Los Barrios el pasado 5 de octubre, ya son dos especies de avispas invasoras presentes en esta zona, donde el avispón oriental (Vespa Orientalis), está reproduciéndose desde que en 2012 llegase, probablemente, a través del Puerto de Algeciras, desde Oriente Medio o el norte de África.

Actualmente la Vespa Velutina Nigritorax figura en la Lista de Especies Exóticas Preocupantes de la Unión Europea, debido especialmente a su voracidad contra la población autóctona de abejas melíferas.

Esta intensa depredación contra las abejas que provoca un enorme problema al sector de la apicultura es lo que ha motivado su sobrenombre de ‘avispa asesina’, aunque no es menos cierto que también ha protagonizado episodios alarmantes con humanos, llegando a causar la muerte de siete personas en el norte de España en los últimos diez años.

No es que la velutina posea un veneno especialmente tóxico, de hecho es similar al de cualquier otra avispa, con lo que una simple picadura, aunque muy dolorosa, sólo presenta un especial peligro en el caso de personas alérgicas. No obstante, la especial agresividad de esta especie cerca de su nido y su gran tamaño aumentan la cantidad de veneno inoculado y la posibilidad de ataques múltiples o en zonas especialmente sensibles del cuerpo, lo que sí entraña riesgo para cualquier ser humano, especialmente mayores y niños.

Por todo ello, hay que tener precaución ante la detección de un posible ejemplar y especialmente un nido y avisar a las autoridades, pero no caer en una alarma excesiva que está afectando negativamente a otras especies presentes en nuestra zona.

Algunas son autóctonas de la Península Ibérica como el avispón europeo (Vespa crabro) y la avispa mamut (Megascolia maculata), que en los últimos años se están viendo afectadas por la mala fama de la asiática. La otra es la antes mencionada Vespa Orientalis, que sólo suele provocar picaduras si están cerca de su nido, aunque estos no son fácilmente detectables a distancia, ya que pueden anidar bajo tierra, o en huecos de edificios. Si se detecta uno de ellos, al ser también especie invasora, conviene dar parte a las autoridades municipales para que procedan a su eliminación.

Cómo identificarlas

Uno de los rasgos que mejor distingue a la avispa asiática es su tamaño. Las reinas pueden llegar a medir hasta 3,5 centímetros de largo, por los 2,5 de las obreras, duplicando el tamaño de la avispa común (Vespula Vulgaris) y las abejas. Por su parte, la inofensiva avispa mamut es la de mayor tamaño, llegando a superar los 5 centímetros.

En los casos del avispón europeo y el oriental sí es más difícil distinguirlos de la asiática por su tamaño, ya que son muy parecidos, por lo que tendremos que fijarnos en otras características como su coloración.

El tórax de la avispa asiática es totalmente negro, en la avispa común es amarillo y negro y en el avispón europeo es negro con una franja marrón. El color del abdomen aporta diferencias más evidentes. El de la avispa asiática es marrón, con un último segmento anaranjado, mientras que las avispas y avispones tienen un abdomen amarillo y negro.

En el caso del avispón oriental, son fácilmente reconocibles porque son íntegramente de un destacado color marrón rojizo, salvo una destacada franja amarilla en el abdomen y una también amarilla en la cabeza.

Finalmente, las patas también pueden ser un buen elemento a diferenciar entre todas estas especies. En la avispa asiática son oscuras, pero tienen una destacada terminación en amarillo que la diferencia claramente. En las avispas comunes, las patas son totalmente amarillas, y rojizas en el avispón europeo.