El modelo arquitectónico ha evolucionado al tiempo que lo han hecho la sociedad, los materiales y las técnicas. La línea entre interior y exterior desaparece y da paso a la luz natural y los espacios abiertos

Por Reyes Seijas

El fenómeno de Sotogrande es el resultado de la plasmación impecable de una visión de urbanización muy concreta, perfecta para el enclave en el que se ubica, su entorno natural y el clima del que goza. Un destino que ha sabido evolucionar con maestría a tenor de los tiempos, las necesidades de quienes lo habitan, el desarrollo urbanístico y los incesantes avances tecnológicos. 

 

ARK ARCHITECTS

En su arquitectura es donde con mayor precisión se observa el camino transcurrido. Esa transformación que a lo largo de las décadas se ha ido experimentando y que abarca desde las primeras construcciones  de arquitectura tradicional andaluza hasta llegar a las actuales villas modernas. 

Para hablar de esa forma de hacer arte y de esa disciplina que ha permitido aunar las necesidades de las personas con un estilo de vida único, SGplus ha querido hablar con distintos arquitectos de la urbanización. El objetivo era que desde su experiencia, forma de trabajar y perspectiva con respecto al sector, nos trasladasen algunos de los conceptos que han permitido a Sotogrande convertirse en un referente, como destino de vida familiar, ligado al deporte y la naturaleza, sin renunciar a la promoción profesional, la calidad, el lujo y el privilegio de vivir en un enclave con baja densidad de demográfica. 

Modelo y evolución

Con respecto al modelo implantando, el arquitecto José Herrera hacía una retrospectiva a los inicios de la urbanización y recordaba que “la imagen arquitectónica de Sotogrande viene marcada por sus orígenes, cuando en 1963 McMiking contrata a Trent Jones para el diseño del Real Club de Golf de Sotogrande o a José Antonio Corrales en 1965, para el diseño del Hotel Tenis, que sienta las bases de lo que conocemos hoy”. Un prototipo donde “la ubicación costera privilegiada, los grandes complejos deportivos, el tamaño de las parcelas, la tipología de las calles o la vegetación, han marcado de manera notable el ADN de la arquitectura de Sotogrande”.

 

BENJUMEA ARQUITECTOS

Visión que comparte el arquitecto Antonio Benjumea, cuando argumenta que “Sotogrande parte del concepto de la urbanización norteamericana con amplias avenidas, campos de golf, campos de polo, zonas deportivas y clubes de playa, enfocada principalmente hacia un ambiente familiar. Y destaca las grandes villas en amplias parcelas, dentro de ese “modelo de baja densidad que potencia la tranquilidad y la privacidad”. 

Tal y como apunta el arquitecto Manuel Ruiz, la evolución de la arquitectura en Sotogrande “ha ido adaptándose a diferentes generaciones de un tipo de residente que posee muchas más exigencias”. 

Haciendo un repaso por la progresión que han experimentado las viviendas, durante los años 60 y 70, Benjumea reconoce la presencia en el complejo de la combinación de “la arquitectura tradicional andaluza de muchas villas y de los cortijos originales de las fincas, con la arquitectura racionalista y desenfada con ciertas reminiscencias de la tradición árabe de Luis Gutiérrez Soto y Javier Carvajal”. Mientras, Herrera habla de “la promoción y ejecución de viviendas de élite correspondiendo al diseño inicial en grandes parcelas, dirigidas a un sector adinerado y político”. 

 

H25 ARQUITECTOS

En la década de los 80 y 90, los arquitectos coinciden en el mantenimiento de esta tendencia, al mismo tiempo que se desarrolla el concepto de vivienda plurifamiliar, sin dejar de lado la unifamiliares, que va unido a la realización del puente de conexión sobre el río Guadiaro y el desarrollo urbanístico de la Marina de Sotogrande y sus islas

En la actualidad, Herrera contempla la continuidad de nuevas promociones de viviendas plurifamiliares en La Reserva, así como la sustitución y mejora de otras que quedaron obsoletas. A lo que se suma la renovación de estilos anteriores, que han desembocado en la alta demanda de la arquitectura contemporánea. En este sentido, Ruiz destacaba: “hemos sido rupturistas y pioneros en acercar la arquitectura más moderna que busque la luz y la integración del paisaje en un entorno excepcional como Sotogrande”. 

Sello de identidad

El binomio calidad y estética, junto con la perfecta integración de la arquitectura en el entorno natural, se convierten en los ejes del diseño y la proyección de las villas de Sotogrande. Los resultados son irrefutables. Viviendas dotadas de los más altos niveles constructivos, pensadas para satisfacer las necesidades de quienes las habitan, donde la arquitectura se hermana con la naturaleza y donde desaparecen las divisiones entre la vida interior y la exterior. 

En palabras de Manuel Ruiz: “los proyectos deben estar vivos al servicio de los seres humanos y también del respeto al medio ambiente”. Para lo cual, como explica, el uso de materiales de construcción naturales y de alta calidad, como la madera y el vidrio y un efectivo aislamiento térmico y acústico son fundamentales. En Sotogrande el estudio exhaustivo de la orientación de la vivienda es sustancial, “de modo que la luz natural alcanza cada espacio de la casa, minimizando la necesidad de luz artificial durante el día y permitiendo una gran captación de energía solar en invierno”, explica. 

En cuanto a la distribución, José Herrera hace alusión a un diseño actual que “cuenta con espacios más grandes, una mayor apertura en los huecos de las fachadas, viviendas en las que el límite entre interior y exterior se diluye”. Y recuerda la evolución que han vivido los materiales de las viviendas junto con la arquitectura. “Tanto el tratamiento de las fachadas, como los acabados de los espacios interiores, han sufrido una gran transformación en los últimos años. Materiales como la piedra natural o la madera comienzan a aparecer en las viviendas, sustituyendo a los acabados con pintura de las fachadas”. Y concluye haciendo una previsión: “Esta evolución de materiales y texturas se va a pronunciar en los próximos años, con la llegada de nuevos acabados, el uso de materiales reciclados en productos de alta gama o la construcción industrializada”. Por su parte, Benjumea añade que “el mayor cambio funcional de la vivienda es la evolución social a modelos más sostenibles y eficientes, que en la última década nos ha obligado a incorporar como una prioridad en los proyectos la sostenibilidad y la eficiencia energética. Hay que incorporar todas estas novedades para poder dar satisfacción a los nuevos requisitos de los clientes, que en Sotogrande siempre son muy exigentes”.

Priorizar necesidades

Idea inicial, diseño, proyección, ejecución y resultado tienen su punto de partida en las reuniones con los clientes, donde se sus requerimientos quedan establecidos y proporcionan al arquitecto la información necesaria para diseñar una vivienda acorde a sus necesidades.  

Sotogrande conserva un sentir y un estilo de vida plenamente establecido y asentado, pero nuevos tiempos se ciernen sobre su arquitectura, permitiéndola evolucionar al ritmo que lo hacen las personas. “El mayor reto surge en la necesidad de integrar la vida laboral y deportiva sin que interfiera en la vida cotidiana familiar, para ello estamos creando zonas polivalentes que permitan teletrabajar y cuidar cuerpo y mente”, refiere Antonio Benjumea. Por su parte, Manuel Ruiz explica: “estamos viviendo la tendencia que nos empuja hacia la vuelta a la vida sencilla, natural y, por ello, en el diseño de las futuras casas vamos a pensar más en lo que es esencial para la experiencia de cómo queremos vivir”. Y José Herrera concluye afirmando que “nos encontramos con un mayor número de clientes sensibilizados a conceptos como la sostenibilidad, la eficiencia energética, el confort o el bienestar. Los arquitectos debemos entender la sostenibilidad como un motor generador enfocado al bienestar de las personas, y debemos aplicarlo en el diseño de nuestras viviendas. Sotogrande es el lugar perfecto para ello”.