El párroco de Nuestra Señora del Rosario nos cuenta cómo se está viviendo esta crisis sanitaria desde la Iglesia Católica y envía un mensaje de fortaleza y esperanza
“Esto hay que llevarlo con constancia y con alegría interior, con la fuerza que nos da el Señor, porque de esto saldremos adelante. No podemos venirnos abajo y hay que abrir nuestro corazón y nuestra mente al Señor parque nos ilumine y nos fortalezca. Ahora tenemos una ocasión muy grande para no estar en soledad. El Señor está con nosotros. Si lo dejamos vivir en nosotros, esto será más llevadero”.
Es el mensaje que envía el padre Agustín José Borrell, párroco de la iglesia Nuestra Señora del Rosario, en Guadiaro. SG Plus ha hablado con él para conocer cómo está viviendo esta crisis sanitaria y cómo está repercutiendo en su día a día como sacerdote y con los fieles.
Lo primero que nos aclara es que la Iglesia no ha cerrado, que sólo lo han hecho los templos. De hecho, esta parroquia retransmite todos los días la eucaristía a través de su canal de YouTube. Lo hace cada día a las siete de la tarde y los domingos, a las 12:30 horas. El enlace es https://www.youtube.com/channel/UCLmAhkD-fC4FrSkDRP7BgCA.
También llama a algunos fieles para saber cómo están llevando el confinamiento: “Hay de todo pero aunque por lo general la gente está con buen ánimo, no queda otra. Hay personas que están un poco más desanimadas y angustiadas y siempre las invito a ver la botella medio llena”.
También nos cuenta que en el geriátrico de San Enrique, donde oficiaba misa a diario, no hay casos de Covid-19, ya que se tomaron medidas antes de que se decretara el estado de alarma.
En cuanto a las confesiones, nos recuerda que quien quiera puede confesarse, eso sí, guardando las distancias y manteniendo las medidas de seguridad e higiene necesarias: “Lo pueden hacer bien viniendo a la iglesia o concertando en otro lugar. Los sacerdotes podemos desplazarnos”.
El sacramento de la comunión, sin embargo, no se puede recibir de manera presencial, por lo que se hace de manera espiritual. En este sentido, reconoce que la palabra de Dios es muy importante en estos momentos. “Se ha duplicado e incluso triplicado el número de personas que escuchan misa a través de televisión o de nuestro canal. Eso significa que la gente tiene necesidad de rezar y de sentirse confortado”, indica.
De la anómala Semana Santa que se ha vivido, saca el lado bueno: “La gente entiende por Semana Santa lo que hemos vivido, los pasos en la calle, verte con amigos y familias… Pero eso es una forma de celebrarla, porque en realidad es unirte a la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Ha sido una Semana Santa mucho más íntima con el Señor. Ha cerrado el templo pero la Iglesia somos los bautizados, los creyentes, por lo que hemos abierto un montón de templos en cada casa y en cada familia”.
El coronavirus también ha obligado a aplazar las comuniones de decenas de niños y aún no se sabe cuándo podrán celebrarse. En cuanto a las bodas, por el momento han sido aplazadas dos. El lado más duro y triste de esta crisis es sin duda el de la muerte y despedida de los familiares, sea por Covid-10 o por muerte natural: “Es lo peor y se está llevando muy mal. Que se muera un familiar y no puedas siquiera despedirte y que te digan que sólo pueden asistir tres personas, es tremendamente duro. El duelo es muy importante. Yo en las misas pido mucho por los difuntos sino también por sus familiares”.