Los embalses de Charco Redondo (Los Barrios) y de Guadarranque (Castellar de la Frontera) se encuentran al 22% y al 30% de su capacidad máxima, respectivamente.

El Día Mundial del Agua se impulsó por parte de la Organización de las Naciones Unidas en el año 1992, durante la celebración de la Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro. A raíz de ese año, cada 22 de marzo se celebra esta jornada con el objetivo de generar conciencia en el ser humano en cuanto al uso responsable y la preservación de uno de los recursos naturales más preciados del planeta. Según un informe de UNICEF, actualmente 1 de cada 3 personas en el mundo no tiene acceso a agua potable. Con lo cual, este día cobra también especial importancia de cara a servir como altavoz para los millones de personas a lo largo del mundo que se encuentran en unas condiciones desfavorables para el consumo del agua y la higiene personal.

En los últimos años se ha acentuado la preocupación en lo que a los recursos hídricos del planeta se refiere. La demografía mundial se incrementa año tras año y los avances sanitarios mejoran la esperanza de vida en términos generales, por lo que el consumo del agua irá de la mano junto a esta tendencia poblacional. Pero este hecho contrasta de manera directa con el uso indebido o malgaste del agua que se hace en algunas circunstancias. En base a datos ofrecidos por el Ministerio de Agricultura del Gobierno de España, durante el año hidrológico que comprendió desde el 1 de octubre de 2021 hasta el 1 de febrero de 2022, la afluencia de precipitaciones en el conjunto de nuestro país disminuyó un 38% en comparación con los últimos 30 años.

Cuando el consumo hídrico mantiene sus niveles, pero nos topamos con uno de los años con menos lluvias de los últimos tiempos, las cuentas empiezan a no salir. Y la preocupación comienza a sobrevolar por si las reservas de agua que disponemos son suficientes como para paliar la demanda de consumo. Por ello, este año en concreto la festividad del Día Mundial del Agua ocurre en un período de gran inquietud. Dentro de la estructura geográfica española, las comunidades autónomas más afectadas por las escasas precipitaciones son Extremadura y Andalucía. Y muestra de ello, debemos destacar el hecho de que desde el mes de octubre la comarca del Campo de Gibraltar está señalada como “territorio en situación de sequía excepcional severa” por la Junta de Andalucía. En consecuencia, que las clásicas recomendaciones de racionalización del agua han pasado a ser obligaciones. Las medidas no se hicieron esperar tras este anuncio y la Mancomunidad de Municipios campogibraltareña determinó la prohibición del uso del agua potable para actividades como el llenado de piscinas, la limpieza de las calles, el riego de jardines públicos y campos de golf o el suministro de las fuentes ornamentales que no dispusieran de un circuito cerrado de agua.

El pasado 16 de febrero se llevó a cabo la Mesa de la Sequía del Campo de Gibraltar, presidida por Juan Lozano, presidente de la Mancomunidad de Municipios; y José Manuel Alcántara, director general de la empresa pública de aguas y residuos ARCGISA. Todos los ayuntamientos de la comarca estuvieron representados en la cita, además de empresarios de la zona, responsables de complejos de golf o grupos ecologistas. El titular que emergió de la reunión no dejaba lugar a dudas: en caso de seguir en los mismos niveles de pluviometría, el 18 de abril del presente año comenzarán las restricciones en el uso del agua. Se cuenta como precedente los cortes en el suministro que se decretaron allá por los años 90. Pero en la Mesa de la Sequía la primera restricción de la que se habló fue de la disminución de la presión del agua en períodos nocturnos.

La reiterada ausencia de lluvias ha propiciado que el embalse de Charco Redondo, en Los Barrios, se encuentre al 22% de su capacidad total, un 31% por debajo de su media histórica en los últimos 10 años. Por su parte, el pantano de Guadarranque, situado en Castellar de la Frontera, tiene una ocupación del 30% de su totalidad, lo que supone un 36% menos que la media ponderada de la última década. Los datos hablan por sí solos y no debemos poner el acento en las restricciones. Cada gota cuenta, con lo cual el cambio comienza por la optimización de los hábitos que guarden relación con el agua potable. Así que tenemos deberes que hacer en casa: agua que has de beber, no la dejes correr.