La repoblación de especies endémicas se multiplica, nuestros parajes naturales se llenan de aves y mejoran de manera sustancial la calidad del aire y de nuestras playas
Por Soraya Fernández
La naturaleza lo necesitaba y ha sabido aprovechar el respiro que le hemos dado durante el confinamiento. En sólo dos meses, nuestro entorno se ha regenerado, la repoblación de especies endémicas se ha multiplicado y nos han vuelto a visitar miles de aves y cetáceos. La calidad del aire y de nuestras playas también ha mejorado de manera sustancial.
SGplus ha querido profundizar en algo que salta a la vista pero que los ecologistas estudian con detenimiento. Antonio Muñoz, portavoz de la Verdemar-Ecologistas en Acción, nos ayuda a valorar lo que ha supuesto para nuestro entorno este impás de más de dos meses desde que se decretara el estado de alarma el 14 de marzo por el Covid-19.
“No ha llovido mucho pero lo ha hecho en el momento justo, durante el confinamiento, lo que ha provocado que se produzca una repoblación natural increíble de especies endémicas, que se han multiplicado además porque no ha habido presión humana”, indica.
Estas buenas lluvias han favorecido una transformación en lugares como El Pinar del Rey, donde existen bastantes endemismos y especies amenazadas. Además, el confinamiento ha permitido el aumento y la identificación de especies vegetales amenazadas.
Tampoco ha habido presión en la costa y la de la zona es rica en especies como la Patella ferruginea. Según esta organización ecologista, el Covid-19 ha sido, irónicamente, lo mejor para la protección de esta lapa, un molusco que está en peligro de extinción principalmente por el marisqueo ilegal. “Tiene la misma protección que el lince ibérico y el confinamiento ha permitido que se haya conservado estupendamente”, aclara Muñoz.
La nacra
Pero en el litoral de Sotogrande y su entorno hay otro efecto positivo propiciado por el confinamiento y se han recuperado algunos fondos marinos, como la nacra, una caracola gigante de la zona a la que el alga asiática invasora está respetando por ahora.
La nacra es uno de los moluscos más grandes y es endémica del Mediterráneo. Está incluida en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en la categoría de “en peligro crítico”, el previo a la extinción, debido a un patógeno.
La menor presencia de embarcaciones ha propiciado además que se acerquen a nuestra costa cetáceos y tortugas, según ha comprobado esta organización conservacionista.
Los parajes naturales que nos rodean además se han llenado de flamencos y otras aves que están pasando desde abril y que en años anteriores no se posaban por la presencia humana, como en los de Guadiaro y Palmones.
La calidad del aire ha mejorado salvo varios episodios puntuales. La contaminación en el aire en Sotogrande y su entorno ha disminuido drásticamente al reducirse manera considerable el tráfico rodado.
Sotogrande sigue así la tendencia de todo el país, donde la contaminación del aire urbano cayó un 58% entre el 14 de marzo y el 30 de abril según un informe elaborado por Ecologistas en Acción, que apunta que el motivo es la reducción de las emisiones del tráfico motorizado.
Por ello, sostiene que la crisis del Covid-19 ha demostrado que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire, aun teniendo en cuenta la excepcionalidad de la situación extrema que vivimos.
Hábitos a adquirir
Para la desescalada, propone mantener prácticas como la compra de proximidad, el teletrabajo voluntario, la administración electrónica o el escalonamiento de horarios laborales, así como potenciar la movilidad activa peatonal y ciclista, cediendo más espacio para estos medios y estableciendo el límite de velocidad urbana en 30 kilómetros por hora.
Alfredo Valencia, integrante de Verdemar-Ecologistas en Acción, llama a respetar nuestro entorno y mantenerlo impoluto como nuestras casas, retirar de los mares y de los ríos los plásticos y basura vertidos en ellos para que la fauna vuelva a disfrutar de los mismos.
“Quedarnos en las zonas donde vivimos sin alejarnos, evitar aglomeraciones y mantener las distancias de seguridad son también sinónimo de no ensuciar los parques, los prados, las playas, porque incivilizados hay muchos y, desgraciadamente, sólo una pequeña minoría, hasta ahora, respeta el medio ambiente y colabora en distintas actividades y acciones en pro de un entorno más saludable”.