La ruta de las “Fábricas de Luz” redescubre al gran público este antiguo y singular poblado obrero junto al río Guadiaro. El Ayuntamiento de Jimena cuenta con un proyecto de turismo rural que transforma este asentamiento en un destino rural para experiencias únicas de naturaleza e historia
A orillas del río Guadiaro, adentrándose ya en el término municipal de Jimena de la Frontera, se encuentra otro lugar del Campo de Gibraltar cargado de historia que sorprende al visitante. A pocos kilómetros del núcleo de San Pablo de Buceite y entre la vegetación característica de esta zona de bosque mediterráneo, se encuentra el poblado abandonado de El Corchado. Una colonia obrera vinculada la antigua industria hidroeléctrica instalada en el río Guadiaro que trajo la electricidad a esta zona hace más de un siglo.
El origen de El Corchado se remonta a las primeras décadas del siglo XX, cuando la cuenca del Guadiaro fue un hervidero de actividad industrial ligada a las llamadas “fábricas de luz”, pequeñas centrales hidroeléctricas que aprovecharon la fuerza del río para generar energía.
En torno a una de estas instalaciones se levantó este poblado: un conjunto de viviendas sencillas destinadas a un pequeño grupo de trabajadores y sus familias. Era un espacio aislado pero autosuficiente, donde la vida giraba en torno al río, al trabajo y a la convivencia comunitaria, mientras aportaban un servicio fundamental para el desarrollo del Valle del Guadiaro.
El poblado contaba con varias casas independientes construidas en hilera y hasta su propia capilla. Sin embargo, con el paso del tiempo, el desarrollo tecnológico hizo que aquellas pequeñas instalaciones hidroeléctricas, en su día fundamentales, quedasen ya obsoletas y en desuso. De esta forma, el poblado se fue despoblando progresivamente hasta ser abandonado definitivamente por sus últimos habitantes en los años 80 del pasado siglo.
Desde entonces, quedó sólo como un vestigio casi olvidado de la arqueología industrial en Andalucía. No obstante, su singularidad, su historia y su especial ubicación en un entorno natural privilegiado, han hecho que en los últimos años se hayan ido rehabilitando alguno de sus edificios gracias a la financiación de varias instituciones públicas.
El motivo del resurgir de El Corchado es su evidente valor potencial para el turismo de naturaleza. Por ello el Ayuntamiento de Jimena trabaja desde hace varios años por su rehabilitación total para convertirlo en un centro de turismo rural y educación medioambiental, además de integrarlo en una ruta senderista de gran valor paisajístico y cultural que está plenamente activa.
De hecho, hoy en día, el poblado es uno de los hitos principales de la ruta conocida como “Fábricas de Luz”. Un itinerario de baja dificultad, muy accesible incluso para los no iniciados en el senderismo, que une San Pablo de Buceite con los restos de varias centrales hidroeléctricas a lo largo del Guadiaro.
La ruta arranca en el propio pueblo de San Pablo de Buceite, y en apenas cinco kilómetros ofrece un recorrido sorprendente, con senderos flanqueados por naranjales y huertas tradicionales, pasarelas que cruzan el río y vistas constantes a un paisaje de ribera de gran valor ecológico. El sonido de la misma corriente del río que en su día servía como generador de energía eléctrica acompaña al caminante entre alcornoques, fresnos y alisos, especies autóctonas que forman un corredor verde de gran belleza y riqueza ambiental.
En cuanto a su pasado industrial, el camino también está salpicado de diferentes vestigios como compuertas, restos de canalizaciones, antiguos molinos y las propias ruinas de las centrales hidroeléctricas, que los lugareños bautizaron con el apelativo que da nombre al sendero, las “fábricas de luz”. Y como punto final y más simbólico, se llega al poblado de El Corchado, donde se puede apreciar el modo de vida de aquellas personas que cuidaban del mantenimiento de estas instalaciones eléctricas y sus familias.
La rehabilitación acometida en algunas de las casas del poblado ya muestra la filosofía del proyecto turístico. Los edificios conservan su sencillez original, con muros encalados y ventanas pequeñas. Aunque se conviertan en alojamientos rurales la intención de mantenerlas lo más fiel posible a su estética original es que el visitante tenga la sensación de estar en un lugar detenido en el tiempo.
Con el evidente potencial turístico de un proyecto en pleno entorno natural como éste el Ayuntamiento pretende atraer a visitantes nacionales e internacionales que busque experiencias auténticas y exclusivas. Pero también se pretende que El Corchado se convierta en un espacio de referencia para la divulgación del patrimonio industrial y natural de la zona. En este sentido, se proyecta que el antiguo poblado acoja un pequeño centro de interpretación donde se organicen también talleres, rutas guiadas y actividades para escolares y visitantes interesados en la historia local y el turismo sostenible.
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El Corchado: From Industrial Past to Tourist Future
The “Factories of Light” route reintroduces the general public to this unique former workers’ settlement on the banks of the Guadiaro River. Jimena Town Hall has launched a rural tourism project that aims to transform this settlement into a destination for unique experiences in nature and history.
On the banks of the Guadiaro River, within the municipal boundaries of Jimena de la Frontera, lies another site in the Campo de Gibraltar steeped in history and ready to surprise visitors. Just a few kilometers from the town of San Pablo de Buceite, and surrounded by the characteristic vegetation of this Mediterranean woodland, stands the abandoned settlement of El Corchado. This workers’ colony was once tied to the hydroelectric industry that brought electricity to the area more than a century ago.
The origins of El Corchado date back to the early decades of the 20th century, when the Guadiaro basin became a hive of industrial activity linked to the so-called “factories of light”—small hydroelectric power plants that harnessed the river’s force to generate energy.
Around one of these plants, a small settlement grew: a group of simple houses built for a handful of workers and their families. Though isolated, it was self-sufficient, with life revolving around the river, work, and community living, while providing a fundamental service for the development of the Guadiaro Valley.
The settlement included several terraced houses and even its own chapel. However, over time, technological advances rendered these once-essential hydroelectric facilities obsolete and disused. As a result, the population dwindled until the last residents finally abandoned El Corchado in the 1980s.
Since then, it has remained a nearly forgotten vestige of Andalusia’s industrial archaeology. Nevertheless, its uniqueness, history, and special location in a privileged natural setting have led, in recent years, to the restoration of some of its buildings, thanks to funding from various public institutions.
The driving force behind El Corchado’s revival is its clear potential for nature-based tourism. For this reason, Jimena Town Hall has been working for years on its full rehabilitation, with the goal of turning it into a hub for rural tourism and environmental education, as well as integrating it into a scenic and cultural hiking route that is now fully operational.
Indeed, today the settlement is one of the main highlights of the route known as the “Factories of Light.” This easy trail, accessible even to beginners, connects San Pablo de Buceite with the remains of several hydroelectric plants along the Guadiaro River.
The route begins in San Pablo de Buceite itself and, in just five kilometers, offers a surprising journey: trails flanked by orange groves and traditional orchards, walkways crossing the river, and constant views of a riverside landscape of great ecological value. The sound of the river—once used to generate electricity—accompanies hikers through cork oaks, ash trees, and alders, native species that form a beautiful and ecologically rich green corridor.
In terms of its industrial heritage, the trail is also dotted with remains such as sluice gates, canal systems, old mills, and the ruins of the hydroelectric plants themselves, which locals once nicknamed the “factories of light.” The final and most symbolic stop is the settlement of El Corchado, where visitors can get a glimpse of the way of life of the workers who maintained these facilities and their families.
The restoration of some of the houses already reflects the philosophy of the tourism project. The buildings retain their original simplicity, with whitewashed walls and small windows. Even when converted into rural lodgings, the goal of preserving their authentic look is to give visitors the sensation of stepping back in time.
With the clear tourism potential of such a project in a natural setting, the Town Hall aims to attract both national and international visitors seeking authentic and exclusive experiences. At the same time, El Corchado is intended to become a benchmark space for promoting the industrial and natural heritage of the area. In this sense, plans include a small interpretation center in the old settlement, where workshops, guided tours, and activities for school groups and visitors interested in local history and sustainable tourism will also be held.

