Los embalses de la comarca, tras ver reducido su nivel de agua durante el verano, requieren de la aparición de lluvia durante los próximos meses para poder abandonar la declaración oficial de “sequía prolongada o excepcional”.
El Campo de Gibraltar afronta el otoño con una situación hídrica de incertidumbre. Actualmente, los niveles de los dos embalses de la zona no son tan preocupantes como a principios del año, pero ante la falta de precipitaciones y el aumento del consumo durante el verano, la evolución sigue siendo descendente.
Según datos de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, el embalse del Campo de Gibraltar que cuenta con mayor nivel es Guadarranque, al 47,81%, con 39,75 hectómetros cúbicos de agua embalsada, mientras que el embalse de Charco Redondo se encuentra al 35,5%, con 28,12 hectómetros.
Teniendo en cuenta que el Campo de Gibraltar demanda al año unos 46 hectómetros cúbicos para el abastecimiento de ciudades, riego agrícola y usos industriales, la cantidad que hay embalsada ahora garantizaría ese ritmo de consumo para menos de 18 meses.
Durante el año pasado, la comarca se mantuvo en situación de «sequía excepcional severa» declarada el 15 de octubre de 2021 por la Junta de Andalucía. Esto conllevó la prohibición del uso de agua potable para diferentes actividades privadas y públicas, como el baldeo de calles, llenado de piscinas privadas, riego de jardines, parques públicos y privados, campos de golf, lavado de coches fuera de los establecimientos autorizados, uso de fuentes sin circuito cerrado de agua, duchas y surtidores públicos.
También se limitó el gasto de el agua no apta para el consumo humano y se puso en marcha una campaña de concienciación ciudadana en la zona, además de aprobar la reducción de la presión en el suministro para reducir el despilfarro de agua.
A pesar de todo, y ante la falta persistente de precipitaciones, la situación se agravó durante unos meses de otoño e invierno excepcionalmente secos. En febrero el embalse de Charco Redondo presentaba un exiguo 21,54% de su capacidad mientras que Guadarranque apenas superaba el 32,5%, lo que llevó a anunciar por primera vez restricciones para el consumo doméstico a partir del 18 de abril.
Todo cambió, afortunadamente, con las intensas lluvias registradas a finales del pasado mes de marzo, que hicieron que Guadarranque y Charco Redondo elevasen su nivel hasta sumar entre ambos 72 hectómetros de agua embalsada, lo que evitó los cortes de suministro inminentes en los hogares de la comarca.
Actualmente, la cantidad de agua embalsada para la comarca es de un 15% más que el pasado año, justo cuando se declaró oficialmente la situación de “sequía prolongada o excepcional”, aunque tras el verano nos encontramos de nuevo por debajo del nivel de 70 hectómetros entre los dos embalses de la cuenca Mediterránea en la zona.
Debido a esto, aún perdura la declaración de sequía severa, que se mantendrá mientras no se registre un volumen total embalsado superior a 76 hm³ durante, al menos, dos meses. Además, si durante los próximos meses no se producen las lluvias necesarias, podríamos encontrarnos de nuevo con el anuncio de posibles restricciones en la primavera de 2023.
Un año muy seco
El año hidrológico que acaba de cerrarse en la comarca arroja unos preocupantes datos en cuanto a las precipitaciones registradas que evidencian el principal motivo de la situación permanente de sequía. Los tres pluviómetros oficiales del Campo de Gibraltar, ubicados en la Sierra de la Luna entre Algeciras, Los Barrios y Tarifa, y en las cuencas del Guadarranque y del Hozgarganta han acabado con unas medidas inferiores a la media histórica de la zona y también peores que las precipitaciones registradas durante el año anterior.