Estas imágenes de la playa a estas alturas del año son insólitas. Ni bañistas, ni personas caminando por la arena, ni chiringuitos, ni vida. Nuestras playas presentarían en esta época del año una estampa idílica. Habrían estado ya limpias y acondicionadas en Semana Santa y llenas de vida. Pero no ha podido ser, la pandemia y el confinamiento lo han impedido.
Queremos así dejar constancia de otro de los efectos colaterales de esta pandemia para que cuando todo esto acabe, nos sirvan para reflexionar y valorar mucho más el precioso entorno en el que vivimos y del que, seguro que sí, podremos volver a disfrutar.
FOTOS DORO Jr.