Por Reyes Seijas · Foto Gibraldone
Brillan con luz propia, con ese halo inconfundible de calma y disfrute que llegado el mes de junio cobra la fuerza indispensable para obsequiar con espléndidas jornadas de luz, arena y mar. Las playas se convierten en el centro neurálgico de la actividad de lugareños, residentes, bañistas y turistas cada verano. Espacios naturales donde sentir libertad, soportar las cálidas temperaturas, practicar deportes náuticos, disfrutar de la mejor gastronomía o contemplar espectaculares estampas con las puestas de sol.
La costa oriental de San Roque tiene donde elegir, con un litoral variado lleno de posibilidades para gustos, edades, hobbies o condiciones particulares. La línea salada se perfila desde la playa de Cala Sardina hasta la de Alcaidesa –ambas con Bandera Azul este año-, pasando por las de Torreguadiaro, Sotogrande, Guadalquitón o Torrecarbonera.
En cada una de ellas se trabaja a conciencia desde principios de primavera para que cuando empieza a despuntar el buen tiempo, su uso y disfrute esté al alcance de cualquiera. Pero empieza la temporada alta y oficialmente las playas del municipio cumplen con lo esperado y se empieza a hacer visible el hervidero de actividad y ocio para todos. Premisa que se repite no solo gracias a las cualidades innatas de cada una de ellas, sino al esfuerzo empresarial, a la delegación de Playas que dota del equipamiento material y personal necesario, y a los clubes y empresas del sector náutico.
De todas, la más urbana es la playa de Torreguadiaro, también conocida como playa de las Conchas, con una amplia oferta de servicios de todo tipo a lo largo de sus 1.300 metros. Ubicada en una zona de pescadores, es ideal para pasar un día completo en familia, caminar por su paseo marítimo o dejar que los pequeños jueguen en la zona infantil. Además de la cercanía a la amplia oferta gastronómica de la pedanía o el puerto deportivo, Bahía Limón y Chambao acaparan el servicio de restauración a lo largo del día, acompañado de música en directo. Es una de las más concurridas y estando en ellas se puede conocer más a fondo la historia o las particularidades ambientales de la zona, con las dos torres vigías y el Paraje Natural de la Laguna de Torreguadiaro.
Con 2.250 metros de longitud desde la desembocadura del río Guadalquitón hasta el puerto deportivo, la playa de Sotogrande ofrece numerosas opciones de restauración, deportes acuáticos y ocio familiar. El acceso es libre, pero el hecho de atravesar la urbanización para llegar hasta ella hace que residentes y asiduos en vacaciones sean los que más la disfruten. La que fuera escenario de las primeras canchas de polo de Sotogrande, aglutina hoy los chiringuitos El Bunker, Gigi’s Beach y La Brisa, está a un paso de Puerto Sotogrande y el Real Club Marítimo y colindante con el club de playa El Octógono o Trocadero Sotogrande.
Si lo que se desea es alejarse de la actividad y pasar una jornada en calma sintiendo la conexión con la naturaleza, las playas de Guadalquitón y Torrecarbonera serán las mejores opciones. Ambas situadas en zonas escasamente pobladas, que permiten desconectar de la rutina. La primera de ellas constituye una zona de elevado valor ecológico, que alberga el último bosque de alcornoques junto al litoral mediterráneo en Europa, así como el yacimiento romano del mismo nombre. Mientras la de Torrecarbonera, cuya ubicación aún resulta más aislada, mantiene un estado de conservación del entorno muy bueno.
La franja más occidental de esta zona del litoral termina con la playa de Alcaidesa, en el límite con el término municipal de La Línea. Una playa casi virgen, con un tramo de zona nudista oficial y la particularidad de conservar varios búnkeres de la Segunda Guerra Mundial.
Y no podemos terminar este recorrido, sin detenernos en el otro extremo del municipio, al límite con la provincia de Málaga, donde encontraremos la popular playa de Cala Sardina, también conocida como El Cabrero o Cala Taraje. Perfectamente visible y característica desde la autovía, además de la totalidad de los servicios, Il Soño y Cai permitirán a los bañistas disfrutar de la gastronomía mediterránea o terminar el día con música en directo.
Pero como no es lo mismo vivirlo que contarlo, lo mejor será hacer nuestra propia incursión este verano en las playas del litoral sanroqueño. Según la compañía y el plan al que estemos dispuestos, podremos elegir cualquiera de las opciones y disfrutar de sol, baño y espectaculares vistas al Peñón y el Estrecho de Gibraltar.