Este concepto que ha ganado relevancia en los últimos años representa una innovadora apuesta por un desarrollo económico y sostenible que aproveche los recursos marinos y costeros de manera responsable
Desde la Prehistoria, las áreas costeras y el mar siempre han sido espacios fundamentales para el desarrollo de la humanidad, como proveedor de recursos necesarios para la subsistencia, la comunicación y el comercio y, ya en épocas más modernas, la actividad económica derivada del turismo.
La denominada Economía Azul se centra precisamente en una renovada puesta en valor de las diferentes actividades humanas relacionadas con los océanos, los mares y los recursos costeros, al tiempo que se preserva la salud de estos ecosistemas.
Este paradigma económico abarca sectores tan diversos pero directamente relacionados como el turismo costero, la pesca y la acuicultura, el transporte marítimo, la energía renovable, la biotecnología marina y la conservación del medio ambiente marino, para impulsar un crecimiento económico equitativo y sostenible.
De esta forma, uno de los aspectos más destacados de la economía azul es su permanente atención a la innovación tecnológica. Las nuevas tecnologías están favoreciendo una auténtica revolución en sectores tradicionales como la pesca y la acuicultura, permitiendo el desarrollo de prácticas más sostenibles que reducen su impacto ambiental y mejoran su productividad. Además, la biotecnología marina está abriendo nuevas oportunidades en campos como la medicina, la agricultura y la energía, aprovechando los recursos biológicos únicos de los océanos con nuevas aplicaciones.
Estos sectores no solo generan empleo y riqueza, sino que también proporcionan beneficios vitales para el entorno. La Economía Azul desempeña un papel crucial en la mitigación del cambio climático y la protección del medio ambiente. La conservación de los ecosistemas costeros y marinos ayuda a preservar la biodiversidad y su protección frente a las amenazas como la contaminación, la acidificación oceánica y la sobrepesca. Asimismo, el desarrollo de energías renovables como la eólica marina y la energía de las corrientes contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a diversificar los modos de producción energética.
Por otro lado, el turismo de costa es otro componente crucial de la Economía Azul. Los destinos costeros atraen a millones de turistas cada año, generando ingresos y empleo para la comunidad local en cada enclave. Sin embargo, es fundamental gestionar este sector de manera sostenible para evitar la degradación ambiental y cultural de las zonas costeras. El ecoturismo y el turismo de aventura son ejemplos de enfoques que promueven la conservación de estos recursos naturales.
Pero para aprovechar plenamente el potencial de la economía azul, es necesario adoptar un enfoque integrado que involucre a múltiples actores, incluyendo la colaboración público-privada de gobiernos y empresas, junto a la participación de organizaciones no gubernamentales y comunidades locales. Esto implica promover la investigación y la innovación, mejorar la gestión de los recursos marinos, invertir en infraestructuras sostenibles y fomentar la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones.
Aplicaciones de la Economía Azul en Sotogrande
Desde hace años, Puerto Sotogrande está apostando por medidas integradas en una estrategia de aplicación de la Economía Azul en los procesos y protocolos que se dan en su actividad diaria, tanto en los servicios que ofrece sus instalaciones como en la gestión de residuos.
También colabora con otras entidades como el Clúster Marítimo y universidades como las de Cádiz, Málaga, Granada y Almería en diferentes iniciativas encaminadas al fomento de la sostenibilidad y al estudio del entorno natural como el proyecto ECO2-SOTOGRANDE, participando también en diferentes jornadas encaminadas a la elaboración de la Estrategia Andaluza de Economía Azul Sostenible promovida por la Junta de Andalucía.
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Blue Economy, a sustainable approach to coastal zone development and protection
This concept, which has gained prominence in recent years, represents an innovative approach to economic and sustainable development that makes responsible use of marine and coastal resources.
Since prehistoric times, coastal areas and the sea have always been fundamental spaces for the development of humanity, as a provider of resources necessary for subsistence, communication and trade and, in more modern times, the economic activity derived from tourism.
The so-called Blue Economy focuses precisely on a renewed appreciation of the different human activities related to the oceans, seas and coastal resources, while preserving the well-being of these ecosystems.
This economic paradigm encompasses sectors as diverse but directly related as coastal tourism, fisheries and aquaculture, maritime transport, renewable energy, marine biotechnology and marine environmental conservation, to foster equitable and sustainable economic growth.
Thus, one of the most outstanding aspects of the blue economy is its permanent focus on technological innovation. New technologies are bringing about a real revolution in traditional sectors such as fishing and aquaculture, enabling the development of more sustainable practices that reduce their environmental impact and improve their productivity. In addition, marine biotechnology is opening up new opportunities in fields such as medicine, agriculture and energy, harnessing the unique biological resources of the oceans with new applications.
These sectors not only generate employment and wealth, but also provide vital benefits for the environment. The Blue Economy plays a crucial role in climate change mitigation and environmental protection. The conservation of coastal and marine ecosystems helps preserve biodiversity and their protection from threats such as pollution, ocean acidification and overfishing. Furthermore, the development of renewable energies such as offshore wind and tidal energy helps to reduce greenhouse gas emissions and diversify energy production modes.
On the other hand, coastal tourism is another crucial component of the Blue Economy. Coastal destinations attract millions of tourists each year, generating income and employment for the local community in the enclave. However, it is essential to manage this sector in a sustainable manner so as to avoid environmental and cultural degradation of coastal areas. Ecotourism and adventure tourism are examples of approaches that promote the conservation of these natural resources.
But to fully exploit the potential of the blue economy, it is necessary to adopt an integrated approach involving multiple actors, including public-private partnerships of governments and businesses, together with the participation of non-governmental organisations and local communities. This means promoting research and innovation, improving the management of marine resources, investing in sustainable infrastructure and encouraging public participation in decision-making.
Blue Economy applied in Sotogrande
For years, Puerto Sotogrande has been committed to measures integrated in a strategy for the application of the Blue Economy in the processes and protocols that occur in its daily activity.This applies both to the services offered by its facilities and in waste management.
It also collaborates with other entities such as the Maritime Cluster and universities such as those of Cadiz, Malaga, Granada and Almeria in different initiatives aimed at promoting sustainability and the study of the natural environment such as the ECO2-SOTOGRANDE project. It also participates in different conferences aimed at the development of the Andalusian Strategy for Sustainable Blue Economy promoted by the Andalusian Regional Government.