Puerto Sotogrande firma la alianza con las universidades de Cádiz, Málaga, Granada y Almería para llevar a cabo el proyecto que permitirá profundizar en el estudio marino a través ROV´s
Por Reyes Seijas
Junio comenzaba con nuevos acuerdos de colaboración público privada, en los que Puerto Sotogrande mostraba su apoyo, firmando el convenio que permitirá aportar la infraestructura, los medios y la logística dentro del desarrollo del proyecto ECO2-SOTOGRANDE.
El Director Gerente de la entidad portuaria, Miguel Ángel Díez, en conversación con SGplus, mostraba su satisfacción por formar parte de esta iniciativa, promovida por Andalu-Sea y en la que participan las universidades de Cádiz, Málaga, Granada y Almería. “Cuando me presentaron el proyecto me pareció muy interesante, al estar basado en una combinación de conocimientos medioambientales, biológicos y tecnológicos”, comentaba al respecto.
“Para nosotros el entorno en el que estamos es una activo principal”, puntualizaba Díez en la explicación de lo que significa la constitución de una alianza de colaboración estable y permanente con las universidades y centros de producción de conocimiento. De esta manera, lo que se pretende es consolidar el compromiso con la investigación y la innovación en sectores estratégicos, y que sirva para construir un futuro más justo, igualitario y sostenible con el medio ambiente y la economía azul como protagonistas. Esta unión para llevar a cabo el proyecto circular, donde participan 25 investigadores de alto nivel incluidos los investigadores del CSIC, según Díez, impulsa la investigación público privada y convierte al puerto en centro de operaciones como laboratorio al servicio de la ciencia, la innovación y la formación avanzada de los actuales y futuros profesionales de la economía azul. Aquella que, según la Unión Europea, “reconoce la importancia de los mares y los océanos como motores de la economía por su gran potencial para la innovación y el crecimiento”.
El proyecto firmado y ya puesto en marcha por cada una de las partes implicadas pretende con este enfoque estudiar uno de los problemas que acecha al litoral mediterráneo y las aguas del Campo de Gibraltar, la presencia del alga invasora Rugulopteryx okamurae. Para ello se llevarán a cabo diferentes muestreos con ROV´s -robots submarinos- desde embarcaciones tanto en la Costa del Sol como en las proximidades costeras a ambos lados del Estrecho. Del mismo modo, también se han puesto en marcha talleres formativos sobre el uso de esta tecnología para las generaciones más jóvenes. “Es muy importante que entiendan el entorno en el que viven. La idea es generar conocimiento y expectativas para que vayan dirigidas a carreras de este tipo. Hay que implicar a la gente joven y qué mejor que la tecnología para hacerlo, ya que la mejor manera de aprender es cuando te diviertes”, indicaba el director del puerto.
Díez quiso destacar también la importancia de tratarse de un proyecto circular. La implicación de diferentes partes posibilita también la presencia de una empresa que, gracias a la gestión de la Universidad de Málaga a través del Ministerio de Transición Ecológica, se encarga de valorizar los residuos de las algas. Esto permitirá que las algas recogidas en los arribazones de las playas, en lugar de desecharlos se están empezando a utilizar para fabricar otro de tipo de materiales que, una vez puestos en el mercado, permitirán recaudar los fondos que serán reinvertidos para continuar con el proyecto.
ECO2-SOTOGRANDE tiene un programa con una duración estimada de 18 meses. Periodo que Miguel Ángel estima pueda ser ampliado para concluir con los objetivos marcados al 100%. No obstante, el director del puerto ha lanzado nuevas propuestas a las partes implicadas, que han sido recibidas con interés. Se trata de aprovechar que es un proyecto circular y que cumple con los requisitos de los fondos Next Generation para poner en marcha un observatorio del litoral español con un voluntariado. “Me parece inaudito que un país como España, con miles de kilómetros de costa, tenga una carencia tan importante”, exponía al tiempo que hacía referencia al éxito de la fórmula en Estados Unidos o Reino Unido. Esto permitiría, en palabras de Díez, que “con distintos modelos establecidos por las universidades, una serie de voluntarios vayan tomando datos del entorno marino y después extraigan conclusiones”. “Se trata de establecer un observatorio a nivel nacional que nos pueda servir para mejorar nuestra costa, concluía.