La historia del Campo de Gibraltar durante la II Guerra Mundial está ligada a su ubicación estratégica, dentro del contexto de una España no beligerante. SGplus explora sobre el terreno los vestigios de la `Muralla del Estrecho´
Por Reyes Seijas · fotos Óscar Fernández
Echar la vista atrás y a nuestro alrededor, a ese entorno circundante que constituye en segundo plano el escenario de cada acto en nuestra vida, bien podría ser un ejercicio de obligada tarea. La contextualización en espacio y tiempo de cualquier hecho o rastro histórico no solo permite ampliar el almacén del conocimiento, sino que nos da la oportunidad de conectar con nuestra propia evolución como sociedad.
Las huellas patrimoniales se extienden a lo largo y ancho del Campo de Gibraltar, dándonos pistas de lo que fuimos e hicimos antaño. El foco de SGplus ha estado puesto en esta ocasión en el papel que la comarca y más concretamente San Roque tuvo durante la II Guerra Mundial. Nos calzamos y seguimos la ruta guiada que la delegación de Turismo del Ayuntamiento, que preside la edil Ana Ruiz, ofrece de manera gratuita.
La ubicación de la comarca, como puerta de entrada a Europa y anexa a Gibraltar, la convertía en un punto extremadamente estratégico. Por otro lado, hay que partir de la base de que en 1939 España acababa de salir de la Guerra Civil y el gobierno franquista se alineó con los países del Eje, aunque se declaró no beligerante o neutral en distintos momentos de la II Guerra Mundial.
El temor de una intervención anglo-francesa desde Gibraltar o el Protectorado de Marruecos es una de las respuestas que brinda conocer este itinerario. El Estrecho de Gibraltar es el lugar con mayor concentración de búnkeres de España, seguida de Los Pirineos y otros puntos de la costa. A fin de crear esa gran zona de resistencia bien para atacar Gibraltar o bien para defender España, el Estado Mayor de Franco decidió poner en marcha un plan y construir el sistema defensivo contemporáneo conocido como `Sistema de fortificaciones de la frontera sur´, que discurre desde San Enrique de Guadiaro hasta Conil de la Frontera, también llamada `la línea Jevenois´ o la `Muralla del Estrecho´.
Desde 1939 y a lo largo de todo el conflicto mundial, se construyeron más de 500 fortines de hormigón. Pero no sólo se construyeron búnkeres, toda la comarca fue ampliamente fortificada, instalándose cañones de acorazados de la Clase España, tanto en la franja atlántica como en la mediterránea.
En este contexto, curiosamente San Roque y concretamente Sierra Carbonera concentra el mayor número de búnkeres –en torno a los 100-. Lo que, sin duda, convierte al municipio en lugar privilegiado para conocer el alcance que tuvo el plan marcado y la valiosa posición de esta sierra, que discurre entre San Roque y La Línea. Hoy los campogibraltareños están más que familiarizados con la presencia de estas construcciones que se divisan en playas, en medio de ciudades como La Línea, Algeciras o Tarifa e incluso dentro o cerca de las urbanizaciones sanroqueñas de Alcaidesa, Sotogrande o San Roque Club. Pero la promoción de rutas como ésta, alimenta el interés por el patrimonio histórico del entorno.
Aunque la realidad que nos cuentan los divulgadores es que la historia de la II Guerra Mundial en la comarca no solo consistió en la construcción de búnkeres y batería de artillería de costa. Igualmente hubo espías, sabotajes y ataques aéreos. Por ello, la ruta de este episodio bélico nos condujo desde el inicio en el antiguo cuartel Diego Salinas en el centro de San Roque hasta Sierra Carbonera, pasando por la garganta de los búnkeres. Sobre el terreno se fueron sucediendo las visualizaciones o visitas a un proyector, nido de ametralladora, puesto de mando, vivienda de oficiales, refugios antiaéreos y campamento de prisioneros en la ladera sanroqueña, para terminar atravesando Sierra Carbonera a través del túnel de aproximadamente medio kilómetro, que desemboca en la ladera linense de la sierra.
El mero hecho de contemplar las panorámicas del Estrecho de Gibraltar a ambos lados de esta gran zona de resistencia, hace que merezca la pena explorar la histórica bélica en este enclave de la comarca. Recurso histórico de gran potencial turístico, que ayuda a divulgar el conocimiento del entorno y completa el sentido de poner en valor las señales del pasado.
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