En su segunda temporada enrolado en el proyecto de Ayala Polo Club como responsable de Marketing y RRPP, conocemos un poco mejor a Álvaro Castillejo Preysler, su pasión por el trabajo que realiza y su gran vinculación con el polo y Sotogrande
Nos encontramos con Álvaro junto a la cancha 2 de Ayala Polo Club preparando uno de los eventos de patrocinadores incluidos en la programación del 53º Torneo Internacional de Polo de Sotogrande.
Con su sempiterna sonrisa comienza nuestra entrevista relatándonos cómo está disfrutando su segundo año de trabajo con Ayala Polo Club. “Es un trabajo apasionante, poder ayudar con los patrocinios, marketing y relaciones públicas de un evento de esta magnitud es increíble. Aunque estemos en plena temporada, ya vengo contactando con patrocinadores y clientes para al año que viene desde hace meses. Esto requiere mucha preparación y es más ajetreado de lo que parece”.
“Creo que el año pasado y éste el nivel de partidos en todas las categorías está siendo extraordinario, y eso gusta tanto al aficionado como al que disfruta de este deporte por primera vez, que se queda asombrado. En definitiva, es una suerte poder ver el mejor polo del mundo”, añade Álvaro.
“Para los Zóbel el polo es algo personal. Un legado familiar histórico que quieren mantener y continuar para el futuro. Tengo mucha cercanía con la familia y me llamaron en cuanto se hicieron cargo de la organización”, nos cuenta. “Pero ese primer año yo estaba montando mis restaurantes en Madrid y, aunque me apetecía muchísimo, me resultaba imposible venir. Los restaurantes funcionaron muy bien, pero la hostelería es tan sacrificada que mi mujer terminó por hacerme elegir entre los restaurantes o ella”, reconoce Álvaro entre risas. “Ahí decidí dar el paso y venir a trabajar con Ayala”.
A pesar de su reciente incorporación, como hijo de Luis Castillejo el polo no era algo, ni mucho menos desconocido para él. “Literalmente me he criado con el polo. Mi padre llegó a ser hándicap 6 ó 7, y de hecho, por eso nací en California, porque les pilló en plena temporada en Estados Unidos”.
“Hasta mis seis años estuvimos viajando con él por el mundo, hasta que mi madre dijo que mi hermano y yo necesitábamos una vida más normal para un niño, ir al colegio, etc..”, nos cuenta nuestro protagonista. “Y se decidieron por España. Un país europeo con la facilidad de compartir el idioma, una cultura más parecida y donde ya estaba mi tía Isabel”.
“Creo que mi padre nunca quiso que mi hermano y yo jugásemos al polo por miedo. Él sabe perfectamente lo peligroso que puede ser. Al final lo he terminado heredando pero desde una posición más segura”, señala Álvaro, al que hemos visto durante la Copa de Plata presenciando los partidos junto a su padre. “Siempre me está comentando jugadas, cómo se hacían antes y cómo se juega ahora, porque todo evoluciona. Es interesante ver cómo ve el deporte actual un jugador de otra época, pero que lo conoce a la perfección”.
Además del polo por vía paterna, Álvaro y su familia materna también tienen una relación muy directa con Sotogrande, donde residió durante muchos años Miguel Preysler, primo de la madre de nuestro protagonista. “Aquí desde siempre me han hablado maravillas de él, como persona y como golfista. Me da mucha alegría que lo recuerden así”.
“Por mi parte, conozco perfectamente Sotogrande porque llevo viniendo desde niño. La primera vez fue en 1992, cuando ni siquiera la Marina existía y jugábamos allí al fútbol. Y sobre todo recuerdo lo pillos que éramos”, ríe Álvaro. “Nos lo pasábamos genial. A mí me daban una bicicleta, me decían las horas en las que se comía y se cenaba, y mi madre nos daba total libertad”.
Hasta no hace mucho, Álvaro había conseguido permanecer como uno de los miembros más desconocidos de la familia Preysler, algo que ya le resultó imposible cuando participó como portavoz de su prima Tamara Falcó en un conocido programa de televisión. “Todo empieza a cambiar a raíz de mi boda en 2022 (en la que su tía Isabel ejerció de madrina) aunque lo de Masterchef ya fue tremendo. No me esperaba que fuese a tener tanta repercusión, ¡y encima mi prima terminó ganando!”.
Sobre la fama internacional de varios miembros de su familia, nuestro protagonista comprende la repercusión de su apellido, “pero como es algo que he vivido desde pequeño, personalmente nunca le he dado tanta importancia, porque realmente somos muy normales y familiares. Tratamos de comer una o dos veces por semana en casa de mi tía Isabel y en fechas señaladas como Navidad, Nochevieja o mi cumpleaños, el 18 de febrero, que coincide con el de mi tía. Encontrar siempre momentos para reunirnos es muy importante. La familia es esencial”.
El 2024 terminará además para Álvaro de una forma muy especial, con el nacimiento de su primer hijo, Nicolás. “Será a primeros de diciembre y estamos encantados. Yo siempre decía que quería un niño pero ahora también pienso que gustaría una niña, con lo que tendremos que ir a por ella después”, bromea Álvaro, que no ve problema en pasar tiempo entre Sotogrande y Madrid, “Al final vivo lo mejor de ambos lados”.
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Álvaro Castillejo Preysler: «It’s incredible to be part of an event of the International Tournament’s magnitude»
During his second season as head of Marketing and PR at Ayala Polo Club, we get to know Álvaro Castillejo Preysler a little better, his passion for the work he does and his strong links with polo and Sotogrande.
We met Álvaro next to court 2 at Ayala Polo Club and he was preparing one of the sponsor events included in the programme of the 53rd Sotogrande International Polo Tournament.
With his everlasting smile our interview begins with him telling us how he is enjoying his second year of work with Ayala Polo Club. «It’s an exciting job, it’s incredible to be a part of the sponsorships, marketing and public relations for an event of this magnitude. Even though we are in the middle of the season, I have been contacting sponsors and clients for next year already during the last few months. It takes a lot of preparation and it’s more hectic than it sounds.
«I think that the level of matches in all categories last year and this year has been extraordinary, and that pleases both the fans and those who are enjoying the sport for the first time, who are astonished. In short, it is a great privilege to be able to watch the best polo in the world,» adds Álvaro.
«For the Zóbel family, polo is something personal. It is a historical family legacy that they wish to maintain and carry on into the future. I am very close to the family and they called me as soon as they took over the organisation,» he tells us. «However, during that first year I was setting up my restaurants in Madrid and, although I really wanted to come, it was impossible to do so. The restaurants worked very well, but the hospitality industry is so demanding that my wife ended up making me choose between the restaurants or her», Álvaro acknowledges with a laugh. «That’s when I decided to take the plunge and come to work with Ayala».
Despite his recent incorporation, polo was by no means unknown to him as the son of Luis Castillejo. «I literally grew up with polo. My father managed to be a handicap 6 or 7, and in fact, that’s why I was born in California, because it caught them in the middle of the United States season».
«We travelled the world with him until I was six years old, when my mother said that my brother and I needed a more normal life as children, to go to school, etc.», says our protagonist. «And they settled on Spain. A European country where the language was shared, the culture was more similar and where my aunt Isabel was already living».
«I don’t think my father ever wanted my brother and I to play polo out of fear. He knows perfectly well how dangerous it can be. In the end I ended up taking it over, but from a safer position,» says Álvaro, who we saw watching the matches with his father during the Silver Cup. «He is always commenting on the moves, how they used to be played and how they are played now, for everything evolves. It’s interesting to see how a player from another era sees the sport today, one who knows it perfectly».
In addition to polo through his father’s side, Álvaro and his maternal family also have a very direct relationship with Sotogrande, where Miguel Preysler, our protagonist’s mother’s cousin, lived for many years. «I have always heard wonderful things about him while here, both as a person and as a golfer. It makes me very happy that he is remembered like that».
«As for me, I know Sotogrande perfectly well because I have been visiting ever since I was a child. The first time I came was in 1992, when the Marina didn’t even exist and we used to play football down there. Most of all I remember how naughty we were,» laughs Álvaro. «We had a great time. I was given a bicycle, I was told the times when we had lunch and dinner, and my mother gave us total freedom».
Until recently, Álvaro had managed to remain one of the most relatively unknown members of the Preysler family, something that was already impossible for him when he acted as a spokesperson for his cousin Tamara Falcó on a well-known television programme. «Everything started to change after my wedding in 2022 (in which her aunt Isabel acted as godmother), although the Masterchef show was already huge. I didn’t expect it to have so much impact, plus my cousin ended up being the winner!
Regarding the international fame of several members of his family, our protagonist understands the impact of his surname, «although it is something I have experienced since I was a child, personally I have never given it that much importance because we are actually very normal and family-oriented people. We try to eat once or twice a week at my aunt Isabel’s house and around special occasions such as Christmas, New Year’s Eve or my birthday, the 18th of February, which coincides with my aunt’s birthday as well. Finding times to get together is very important. Family is essential».
Moreover, 2024 will come to an end in a very special way for Álvaro, with the birth of Nicolás, his first child. «It will probably happen at the beginning of December and we are delighted. I have always said I had wanted a boy but now I think I would also like a girl, which means we have to have her later on», Álvaro jokes, and sees no problem in spending time between Sotogrande and Madrid, «Ultimately I live the best of both worlds».