Uno de los linenses más internacionales y referente del flamenco habla con SGplus sobre su último espectáculo ‘Mirando al sur’ y repasa las claves de una carrera construida desde el trabajo y la humildad

Por Reyes Seijas

¿Qué es para ti el flamenco? ¿Qué ofrece al público? Es mi forma de vida, no he conocido otra cosa desde pequeño. Al principio fue como un  juego que se convierte en tu profesión. Yo lo entiendo como trabajo diario y constancia. El flamenco es una cultura totalmente andaluza y española, que está muy exportada al mundo pero aún queda mucho por reconocer en España.

Nosotros siempre que hacemos una producción intentamos mostrar algo y contar una parte de la historia. Aparte de lo personal, que es transmitir lo que uno siente, cuando uno se sube al escenario es como si se vaciara de emociones que vives con tus músicos y que estás sintiendo en el escenario. 

¿Qué no puede faltar en un espectáculo flamenco? La emoción, el pellizco, conseguir que el público lo sienta en su pecho, en su corazón y en su estómago. Y no es fácil, pero aparte de todo lo que es guitarra, cante, baile, coreografía y música, lo que no puede faltar es sorprender al público. 

¿Qué tiene tu baile de tu tierra natal, La Línea? Tiene mucho, mucho de levante y mucho de poniente. Tiene mucho de la niñez, de la calle, mucha humildad. Vengo de una familia humilde. En Navidad siempre ponemos en casa el plato de remolacha y de zanahoria porque era uno de los platos importantes que había en esas fechas. Y todo eso hay que contemplarlo en cualquiera de los espectáculos. Mucho del Campo de Gibraltar, de esa forma distinta de cantar y bailar, porque este rincón fue muy importante en los años grandes del flamenco.

En ‘Mirando al sur’, que estrenaste en diciembre en el Teatro Lara de Madrid, haces una retrospectiva. ¿Sentías necesidad de hacerlo?  Teníamos un año maravilloso, íbamos a hacer Venezuela, Colombia, Argentina, el Lincoln Center de Nueva York… Una gira importantísima pendiente y esperemos que podamos llevarla a cabo. En nuestra primera actuación en la III Bienal Canela de San Roque en octubre no sabíamos qué presentar y decidimos hacer un baile de cada uno de los espectáculos. Funcionó, la gente se emocionó y como no pudimos hacer Madrid con Bolívar en septiembre, nos lanzamos a hacer el Teatro Lara el 8 de diciembre y ahí decido hacer estos 40 años de baile. Noto al público con ganas de ver cosas. Soy de los que defiende que tenemos que tener la separación personal, pero no la social porque si no, nos quedamos sin cultura. 

¿Qué es lo que más te ha valido a lo largo de tu carrera y quiénes son las personas que más han influido?  Sobre todo mi familia, el apoyo de mi padre y mi madre. Y el levantarte temprano a ensayar es fundamental. La creación está en el ensayo diario, la preparación física y en no desconectarte de bailar. En cualquier profesión y aún más para nosotros que tenemos que tener una preparación física, la constancia es fundamental. Te relajas, te pegas tres meses sin bailar y después las botas que te pones no te conocen (entre risas).

¿En qué piensas cuando bailas?  Esos son momentos difíciles porque además se mezclan muchas cosas. El flamenco tiene momentos que te dan ganas de llorar y otros que te dan ganas de reír. Nosotros tenemos muy marcado nuestros espectáculos, pero a la vez tenemos mucha espontaneidad. Eso es lo que yo le pido a mis músicos y a mis compañeros. Y hace que te acuerdes de tu padre -el mío falleció hace cuatro años-, de la familia que ya no está, de una fiesta que tuviste hace unos días con unos amigos o de la noticia que leíste hace unos días del naufragio de inmigrantes en el Estrecho. Son momentos y pellizcos que te dan el alma y el corazón mientras uno baila, difícil de explicar pero una sensación bastante bonita. 

Hace poco te veíamos en Alcaidesa con Álvaro Quirós. ¿Puedes adelantarnos algo de tus planes futuros?  Es una de mis locuras. Te lo adelanto como primicia, estamos haciendo unos podcast de flamenco con gente que nada tiene que ver con este mundo. Entre ellos Álvaro Quirós, Evaristo Domínguez (ginecólogo), María Jesús Corrales (periodista y escritora), la mujer de Camarón (La Chispa), etc. Queremos tener entre ocho o diez entrevistas terminadas. La idea es ver qué piensan y cómo ven el flamenco aquellos que no se dedican al mundo del arte y por qué está donde está.