Por Pablo Moro · Fotos Carlos Jordan
La costa gaditana entre San Roque y Conil de la Frontera fue una de las zonas elegidas por el régimen franquista para construir cientos de búnkers durante la II Guerra Mundial. Muchos de ellos son visibles, otros han desaparecido y alguno también sigue en pie, aunque sea en lamentables condiciones y con malas perspectivas de futuro.
Tal es el caso del existente en la playa de Guadalquitón y Borondo, entre Trocadero y Alcaidesa, que se encuentra a punto de ser devorado por el mar. El temporal del pasado mes de noviembre aceleró su destrucción, y todo parece indicar que no demasiado tarde quedará sumergido bajo las aguas, como ya ha sucedido con otras construcciones similares.
De ello vienen advirtiendo desde hace años Verdemar Ecologistas en Acción y la Asociación Ruta de los Búnkeres, además de otros colectivos. Uno de los colaboradores de este último grupo, Carlos Jordan, ha publicado un vídeo en redes sociales en el que muestra imágenes del búnker y ofrece información sobre el mismo acerca de su historia, el estado en el que se encuentra y el futuro que le espera. Su iniciativa ha dado a conocer la situación a quienes la desconocían, pero también ha vuelto a recordar que estamos a un paso de seguir perdiendo patrimonio histórico debido, probablemente entre otras cuestiones, a los efectos del cambio climático y la mano del hombre.
Este tipo de fortificaciones, casi 800 en el tramo comprendido de San Roque a Conil, unos 180 en el término municipal sanroqueño, fueron levantadas por el régimen franquista en los años posteriores a la Guerra Civil española, empleando para ello principalmente mano de obra forzada, prisioneros contrarios al régimen.
La playa en la que se ubica este búnker ha ido perdiendo terreno durante los últimos años. Verdemar lo advierte desde hace años, y ha denunciado la situación en numerosas ocasiones, señalando que el deterioro del litoral se hace cada vez más patente, llevando a que este verdadero patrimonio histórico de la comarca del Campo de Gibraltar esté prácticamente destruido debido a la erosión costera.
Hace diez años, recuerdan los ecologistas, “se hallaba a cien metros de la rompiente y hoy es un montón de escombros a merced del oleaje, tal como ocurrió con otro cercano, en la misma playa de Guadalquitón. El mar lo tragará borrando su existencia”. Jordan, en su vídeo, hace también referencia a ese búnker hundido, que ahora reposa a unos cinco metros de profundidad.
Las denuncias de los ecologistas se han venido sucediendo, pero ahora han concretado más con la presentación de un detallado estudio remitido al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, que a través de la Dirección General de Costas presentó a exposición pública el plan “Estrategias para la protección de la costa en las provincias de Cádiz, Málaga y Almería considerando los efectos del cambio climático”.
En el período de sugerencias de dicho plan estratégico, Verdemar ha ofrecido datos de los impactos en la bahía de Algeciras ocasionados por las distintas obras de ampliación ejecutadas por la Autoridad Portuaria. En los últimos años, dicen, “se ha roto la dinámica de litoral y la pérdida de costa ha sido catastrófica”.
Historia, cultura, patrimonio y medio ambiente confluyen en esta situación. La memoria histórica está a punto de perderse, advierte Carlos Jordan, que recuerda que el mar también devorará los negocios cercanos, fuente de ingresos para muchas familias trabajadoras de la zona.
En cuanto a la labor de las administraciones, cada una tiene algo que decir. Recuerda Jordan que la Junta de Andalucía “iba a declarar Bien de Interés Cultural a estas fortificaciones con las medidas del Brexit, pero de momento nada. Pero el gobierno central, a través de la Demarcación de Costas, también podría actuar para que estos lugares no se pierdan”.
Al final de su vídeo, Carlos Jordan pregunta si no le hierve la sangre a los ciudadanos por ver cómo está pasado esto. “Como dice el presidente de la Asociación Ruta de los Búnkeres, Ismael Ruiz Calvente, estos son nuestros castillos. Y si no somos capaces de salvar este castillo del siglo XX, ¿cómo vamos a hacerlo con los cetáceos en el Estrecho o los árboles afectados por la seca en el Parque Natural de los Alcornocales?”. Quizás sea tarde, pero si aún queda alguna esperanza, no se puede perder más tiempo.