Y el electoralismo permanente, el “y tú más” si es negativo o el “yo más” si es positivo; o bueno, lo que ellos creen que es negativo o positivo, no lo que cree la ciudadanía. Y en realidad, la mayoría de las veces ni siquiera saben de lo que hablan, o lo saben y mienten.
Vamos al grano. Desde mi experiencia desde dentro, pues he sido “cocinero antes que fraile” (entre otras cosas, director general de Presupuestos de la Junta de Andalucía), observo con estupor las promesas vanas, los mensajes vacíos, los compromisos que no pueden cumplir. Creen que mandan, y no mandan nada, hablan de cosas que desconocen o son imposibles de llevar a la práctica. Su margen de maniobra es ínfimo en lo tocante a determinar los presupuestos que deben acompañar a sus compromisos.
Y, afortunadamente, tenemos el “aparato del Estado”, o sea, los funcionarios, tan denostados, pero que velan por el cumplimiento de las normas. Los políticos prometen, por ejemplo, unas ayudas al alquiler para “familias vulnerables”. Y ahora, los funcionarios que tramitan las supuestas ayudas, que empiezan a pedir papeles: contratos de alquiler con fianza depositada en el órgano correspondiente, certificado de empadronamiento, recibos de luz, agua, etc., Impuesto sobre
la renta, declaración de bienes, …. En fin, un sinfín de documentos que para la mayoría de los necesitados resultan imposibles, y todo este papeleo, además, tiene que ser tramitado por vía telemática, con firma electrónica que ¿quién la tiene? desde luego, pocas “familias vulnerables”; no las aprueban, no las tramitan.
El resultado es que esas teóricas ayudas que van a resolver el problema para millones de “vulnerables” se quedan en unos miles de afortunados, o tramposos.
Y así todo. El bono cultural de 400 euros, la ayuda de 200 euros, y otras anunciadas a bombo y platillo, en realidad se quedan en promesas vanas, soflamas electoralistas. Porque la Ley que es EL PRESUPUESTO, son “habas contadas”. EL PRESUPUESTO de cualquier administración pública: el Estado, las Comunidades Autónomas, las Diputaciones, Mancomunidades, y Ayuntamientos, es finalista en su mayor parte, y está asignado al funcionamiento de los servicios públicos (pensiones, funcionarios, pago de intereses de la deuda pública, sanidad, educación, carreteras, …..), está ya de antemano comprometido, y no se puede estirar fácilmente, además de que debe estar ajustado a los ingresos.
La cruda realidad, con la que parece que no cuentan los políticos, es que su margen de maniobra no pasa de un escaso cinco por ciento (no llega a eso). O pueden decidir arreglar esta calle o la otra. Poco más.
Y ellos, en su afán de vender su política creen, o desconocen, que “mandan”. Y en realidad no mandan casi nada. Afortunadamente. Todo está atado y bien atado.
Que sigan anunciando, prometiendo, engañando. “LADRAN, LUEGO CABALGAMOS amigo Sancho.