Por Pablo Moro · Fotos Archivo

La oferta gastronómica de la comarca abarca una amplia gama. Pescados y mariscos de sus costas se unen a las carnes de caza de tierra adentro, pero tampoco se pueden dejar atrás los chicharrones barreños o dulces tan típicos como los borrachuelos o los piñonates de Jimena.

El Campo de Gibraltar, única comarca bañada por el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, lo que le otorga unos productos del mar de primera calidad, tiene también dentro de su territorio todo un parque como el de Los Alcornocales, con lo que ello conlleva. Las setas, en temporada, son todo un atractivo que casan de maravilla con arroces y, también, como guarnición con suculentas raciones de carne de caza. 

Podemos dividir al Campo de Gibraltar en dos. Por un lado, los municipios con costa, como son Tarifa, Algeciras, Los Barrios, San Roque y La Línea, cuya gastronomía se basa, principalmente, en los productos que las aguas del estrecho, tan ricas en nutrientes, les aportan. En el caso de Los Barrios, Palmones juega un papel especial, con pescados y mariscos de todo tipo, un producto que, además, proporciona una riqueza gastronómica enorme, ya que sus posibilidades en la cocina son prácticamente infinitas. 

En Tarifa, además, podemos encontrar el oro rojo del mar, el atún rojo, ya que en sus aguas se instala todos los años una almadraba que surte de este auténtico manjar a bares y restaurantes de la zona. En temporada, a partir del último fin de semana de abril, es sin duda el rey de la gastronomía tarifeña y gaditana. Este municipio también se nutre de la presencia de tantos extranjeros, que han provocado un toque internacional en sus locales de restauración, con referencias europeas y, sobre todo, marroquíes. 

En el lado opuesto del Campo de Gibraltar encontramos la lujosa urbanización sanroqueña de Sotogrande, que cada vez va sumando más restaurantes de calidad a su oferta, en los que además de comer muy bien se pueden disfrutar de unas vistas espectaculares, tanto en el Puerto Deportivo como prácticamente a pie de playa.

Algeciras y La Línea también miran sobre todo al mar. Playas como la algecireña de Getares son un enclave ideal para disfrutar de buena gastronomía y paisajes naturales, y en La Línea podemos hacer una ruta por sus bares, pero ya les advertimos que serán necesarias varias jornadas para abarcar toda su oferta. 

Hablábamos de los pueblos costeros, pero el Campo de Gibraltar también ofrece una rica y variada parte interior, en la que vuelve a aparecer Los Barrios y en la que también encontramos a Jimena y Castellar. Aquí comienzan a verse más guisos, sobre todo en esta época. Las legumbres y las carnes se combinan en sus platos hondos con espárragos y tagarninas para entrar en calor. 

Cuando el año es propicio, y últimamente por desgracia no lo están siendo, las setas toman el protagonismo. A pesar de las pocas lluvias, siempre hay disponibles algunas de estas setas que preparan de manera primorosa en muchos restaurantes, con especial mención a la zona de Jimena. 

En ese Parque Natural de Los Alcornocales, donde crecen las setas, habitan corzos, ciervos o gamos que nutren la despensa de los pueblos de interior. En la oferta de sus establecimientos, carnes en salsa, carrillada ibérica  y otro tipo de guisos potentes, muy apropiados para el invierno pero apetecibles igualmente el resto del año. 

Pero todo lo que se diga es poco. La mejor forma de conocer la riqueza gastronómica de un lugar es reservar unos días para conocer el entorno y disfrutar cada día de una buena mesa y mantel. Por suerte, el Campo de Gibraltar posee una variedad lo suficientemente amplia para no tener que andar repitiendo, más bien todo lo contrario, así que pueden tener por seguro que cada jornada podrá probar algo distinto a lo que ya degustó el día anterior. Todo ello, alternado con la visita a los espacios naturales, ciudades y patrimonio histórico que ofrece esta tierra bañada por dos mares e influenciada por dos continentes.