Juan Carmona de Cózar. Abogado. Ex alcalde

Se han convertido en el terror de los navegantes a vela de la zona, y de los veleros que cruzan el Estrecho del Mediterráneo al Atlántico, porque son muchos ya los ataques que se han sucedido. Ahora no es un hecho aislado.

Por lo que se sabe, los ataques son llevados a cabo por un grupo familiar, una hembra adulta y sus crías (en la foto que acompaño a este artículo puede verse un grupo en la misma Bahía de Algeciras, frente a Gibraltar) que se acercan fácilmente a un velero, gracias a su gran velocidad y agilidad, y una cría bajo la atenta mirada de su madre, se sumerge y muerde el timón del barco; a veces hasta destrozarlo, con lo que, consecuentemente, queda sin gobierno.

La situación puede ser muy complicada, y pocos patrones saben y pueden continuar navegando para llegar a un puerto próximo con el resto de timón o uno «de fortuna». Hay que pedir ayuda por radio y teléfono, a un barco navegando próximo para remolque, o Salvamento Marítimo, Guardia Civil o Aduanas.
No atacan a las personas, de hecho, las ignoran. Incluso se ha dado algún caso de tripulante caído al agua y ser ignorado por ellas.

Van contra los barcos. Los veleros en concreto, y a su punto flaco: el timón. Esto ocurre desde hace un par de años; y cada vez son más frecuentes, sobre todo, en la zona que va de Tarifa a Conil. Más hacia acá, que se sepa, no se han producido ataques.

La cuestión es ¿porqué lo hacen? Las orcas han estado por aquí desde siempre, detrás de los atunes que constituyen su manjar preferido; y desde hace poco atacan. Hay quien dice que las madres enseñan así a sus crías. Es posible, pero no hay aún certezas.

Por otro lado, ¿es una sola familia, o varias? Todo son interrogantes que expertos y científicos tratan de averiguar. Actualmente se están marcando algunas con dispositivos de seguimiento, y se ha publicado un mapa, carta marina, de las zonas de ataques registrados. Confiemos en esos expertos. Mientras, pocos se atreven a navegar con rumbo oeste.

Mi consejo, desde Punta Carnero, navegar lo más próximo posible a la costa española, y si se ven, parar motor y reducir trapo, bajar la vela mayor, para disminuir la velocidad.

Y suerte