El gran formato como soporte, el color como inspiración y la composición que lo define son los pilares de Jessica Darch. Su mejor arma de expresión, la pintura en su versión más espléndida

Por Reyes Seijas

Su especialidad es pintar a lo grande y casi siempre en las alturas. No hay pared blanca que se le resista y cuando el ímpetu artístico empuja cargado de color y composición, Jessica Darch proyecta toda esa explosión creativa sobre lienzos y metacrilatos. 

Nacida en Inglaterra, criada en un pueblo de Alicante y actualmente afincada en Estepona, Jessica creció viendo pintar a su madre. Pero decidió estudiar arquitectura en Londres y a su vuelta, no dudó en desarrollar su capacidad artística sobre la sólida base que le habían aportado sus estudios. En este contexto su hermana, Louise Kidd, jugó un papel esencial al introducirla en el mundo de la pintura decorativa. 

A partir de ahí no ha parado de trabajar en el arte mural, con proyectos privados y a gran escala dentro y fuera del país. Codo con codo con numerosos interioristas pero, sobre todo, con el cliente para captar la esencia de la idea que quieren y dar vida a proyectos diversos y grandiosos, con los que consigue transformar al completo estancias interiores y exteriores. La maestría de Jessica consiste en darle otra dimensión a un rincón o pared que de lo contrario, quedaría como un simple muro blanco.

Entusiasta, alegre, positiva y entregada a las posibilidades que le ofrece el arte, sus obras reflejan su carácter y su evolución. Un proceso de años en el que siempre han tenido un papel protagonista el color y la composición, dos ejes inherentes en sus obras, incluido el metacrilato y los lienzos. “Cuando estoy pintando siempre estoy pensando en otros proyectos, tengo visiones de colores y combinaciones, soy una apasionada del color”, nos contaba la artista.  

Hablando del progreso y la profundización de su estilo artístico, nos decía que al principio solía pintar muchos desnudos y después le vino el interés por el color y la composición. “Empecé abstrayendo los desnudos y luego toda la experimentación que hice sobre metacrilato, me llevó al abstracto puro y duro y al expresionismo espontáneo, action painting. Después los he ido evolucionando al figurativo con bosques, barcos, ciudades…dentro de esa espontaneidad de color, textura y efecto”. 

Jessica prefiere no encasillarse, algo a lo que le ha ayudado trabajar por encargo en el arte mural. Pero no puede ni quiere dejar de imprimir su sello personal en todo lo que hace, que diversifica en cuatro estilos: metacrilatos, lienzos abstraídos, murales modernos y murales clásicos. Cuatro vertientes, insiste, unidas por la impronta del color y la composición. “Es muy importante para mí, yo creo que eso me viene de haber estudiado arquitectura”. Y si le dieran a elegir, “el gran formato es siempre donde más cómoda me siento, ya sea mural o pieza grande abstracta”. 

Este parece ser para Jessica Darch el año de los murales en Sotogrande, donde ha realizado, confinamiento de por medio, tres y ahora justo está trabajando sobre dos nuevos proyectos en su estudio. Sin distinción de destino, para Jessica cada encargo significa un nuevo reto, “me da vida”. Pero de todos los realizados a lo largo de los años, se queda con el pulpo gigante que pintó para la fachada de la casa de un amigo en Gibraltar. Subida sobre varios andamios, dio vida al que hasta ahora le ha supuesto el mayor reto. Tardó 8 días y el resultado fue su personal homenaje al molusco más característico del Campo de Gibraltar. 

Jessica Darch está actualmente centrada en potenciar su evolución comercializadora, en seguir dando pasos que le ayuden a expandir su manera de entender el arte y expresarlo. Tras el boom colorista y la grandiosidad de sus obras, se esconde una mujer optimista y a la vez tímida cuando se trata de hablar de su faceta artística. Su pintura es su mejor forma de expresión, “mis cuadros son mi manera de dar mi voz”.