Por OLIMPIA TARDÁ, gerente del internacional montessori school Psicóloga infantil, especialista en coaching familiar

Se necesita mucha flexibilidad y capacidad de adaptación para acostumbrarse a sobrellevar este confinamiento que nos ha tocado vivir. Para la mayoría de las familias es todo un reto, compaginar teletrabajo, colegio online, tareas domésticas, tareas escolares,…se hace muy muy complicado, y todo ello de un día para otro, sin tiempo para prepararnos. Y además, enfrentarnos a uno de los mayores desafíos de esta situación, el no poder compartir momentos, besos y abrazos con nuestros seres queridos, risas, paseos y salidas con amigos,… Cómo le explicas a un niño que sale de su colegio el viernes, que el lunes no puede volver a ver a sus profes y compañeros, que el fin de semana no puede salir a jugar al parque o que el domingo no puede ir a visitar a sus abuelos.

“La esencia de la educación montessori es ayudar al niño en su desarrollo y ayudarlo a adaptarse a cualquier condición que el presente requiera” (María Montessori).

Hoy, me viene a la mente esta frase porque resume a la perfección lo que tenemos que hacer los padres como educadores que somos, ayudar a nuestros hijos a adaptarse al entorno que les toque vivir. Y de este entorno que tenemos, de esta situación histórica y tremenda que estamos sufriendo la humanidad podemos sacar aprendizajes muy valiosos, y no me refiero a los contenidos académicos, que están muy bien que se sigan teniendo en cuenta, pero que en este momento trascendente no pueden ser la única finalidad de la educación, porque ahora, podemos enseñar aprendizajes mucho más importantes para el futuro de nuestros hijos, ahora más que nunca los padres podemos Educar para la Vida.

Ayudarles a expresar sus sentimientos, ponerles nombre y acompañarlos en su rabia, frustración, miedos,…acompañarlos significa escucharlos, validarlos (entiendo que estés o que te sientas así) pero no intentar resolverles la situación o acceder a sus peticiones si consideramos que es lo mejor para ellos en ese momento.; a comunicar , hablar con ellos, darle espacio para que nos cuenten; a colaborar con tareas de las que ellos puedan formar parte y se sientan útiles; a que resuelvan pequeñas dificultades del día a día por sí mismos; a tomar sus propias decisiones; a equivocarse y aceptar los errores; a crear o negociar nuevas soluciones a los problemas; a tolerar el aburrimiento, no pasa nada porque un niño se aburra, a veces en esos momentos surgen ideas brillantes. Todo ello hará que sean personas más fuertes, con mayor resiliencia, esto es, capacidad para superar circunstancias adversas. Las personas resilientes se recuperan antes de las dificultades y son emocionalmente más equilibradas ante situaciones de estrés.

En este momento en que lo único que podemos controlar es nuestro hogar y los que estamos viviendo en él, os invito a pensar en qué es lo esencial ahora para vosotros como familia. A menudo, tal como decía Antoine de Saint-Exupèry en su libro El Principito, sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.