Muchas familias se hacen en estos días esta pregunta.
Hay expertos que argumentan en uno u otro sentido.
Los hay a favor de los deberes porque consideran que es una manera de reforzar los contenidos trabajados durante el curso y que, dadas las circunstancias de este último, pueden ayudar a consolidar aspectos que no se trabajaron en profundidad. En este sentido también consideran que el aprendizaje es continuo y que un parón de varios meses puede afectar negativamente al alumno, ya que si se frena el aprendizaje tanto tiempo, puede perderse mucho del trabajo conseguido. Además, ayudan a desarrollar valores como la constancia, el esfuerzo, la disciplina y, con ello, una vuelta al cole más sencilla.
Los que argumentan lo contrario consideran que no son útiles, que lo que no se ha aprendido durante el curso, no se aprenderá ahora tampoco; que provocan rechazo en muchos niños y conflictos familiares; que los niños tienen derecho a descansar y desconectar igual que los padres. Un adulto de vacaciones no trabaja dos horas cada día para consolidar su trabajo. Por tanto, si los aprendizajes realizados han sido significativos, difícilmente se olvidarán.
Pero, ¿no existe una solución intermedia? Entre el blanco y el negro existe toda una gama de grises. ¿Qué podemos hacer entonces? ¿Qué actividades podemos animarles a realizar sin que tengan que sufrir?
Propongo algunas opciones que puedan ayudaros en este sentido:
1- Campamentos de verano donde aprendan al mismo tiempo que se divierten. Este verano existen también opciones online, busca e investiga aquellos que más puedan encajar con los intereses de tu hij@.
2-Lecturas de libros que les enganchen. Leer favorece la comprensión del texto, la ortografía y amplía enormemente el vocabulario, además de proporcionarles diversión.
3-Cuadernillos de verano. Muchas editoriales lanzan este tipo de libros de actividades para el verano. Buscad juntos aquellos que puedan resultarles más motivadores.
4-Actividades en familia. Puedes aprovechar las situaciones del día a día para ayudarle a repasar contenidos, desde hacer la lista de la compra, contar el dinero, medir cantidades en una receta de cocina, buscar opciones de menús saludables para realizar, programar un viaje, buscar en el mapa, visitar museos preparando previamente dicha visita, elaborar un diario del verano donde poner fotos de los lugares visitados y escribir sobre lo vivido.
Todo ello puede ayudarles a reforzar contenidos y desarrollar habilidades, pero tú mejor que nadie conoces a tu hij@, sabes cómo ha vivido estos meses de confinamiento y cómo su colegio se ha adaptado a la situación, los contenidos que ha trabajado y de qué manera. Conoces sus fortalezas y sus intereses. Por ello, pregúntate ¿de qué manera puedo ayudarle, qué necesita él o ella en este momento de su vida?
“Nuestro cuidado del niño debe regirse, no por el deseo de hacer que aprenda cosas, sino por el esfuerzo de mantener siempre encendida dentro de él esa luz que se llama inteligencia”. (María Montessori).