Más de 500.000 niños se incorporarán este año al sistema educativo en su primer año de Educación Infantil. Cuando estos alumnos acaben sus estudios habrán pasado al menos unos 15 años o alguno más, si deciden ir a la universidad. Estaremos hablando de los años 2035-2040. Y yo me pregunto, ¿cómo será el mundo entonces? La realidad es que no lo sabemos.
Pero lo que sí sabemos es que el sistema educativo tradicional sigue usando los mismos métodos de aprendizaje que hace años y la sociedad está avanzando a una velocidad de vértigo que requiere otra forma de educar.
Dice Ken Robinson en su libro El Elemento que la educación necesita una transformación en lugar de estandarizarla, debería personalizar y descubrir los talentos de cada niño. Allí donde las aptitudes que el niño posee de manera natural se unen con lo que le gusta hacer, ahí se encuentra su elemento. Encontrar ese punto de unión tendría que convertirse en uno de los objetivos principales de padres y educadores. Cuando uno trabaja en su elemento se llena de energía, se activa la creatividad y se produce más y mejor. No es raro encontrar adultos que tienen trabajos en los que no son felices y sí lo son practicando otras actividades o hobbies que quizá podrían haber convertido en su actividad laboral si alguien cuando eran niños les hubiera ayudado a convertir esa cualidad en una fortaleza a la que poder dedicarse profesionalmente.
Quizás entre esos niños que empiezan ahora su escolaridad se encuentra el próximo Steve Jobs (fundador de Apple) o el siguiente Larry Page (creador de Google).
Cuando Larry fue preguntado acerca de lo que él pensaba que le había influenciado en su infancia y desarrollar esa capacidad de innovación, él contestó que el haber asistido de pequeño a un colegio Montessori le había hecho ser muy autodidacta, con mucha capacidad para pensar por si mismo e iniciativa. Además, el diseño de sus oficinas refleja dicha influencia, libertad de movimiento, espacios abiertos…
Ellos encontraron sus talentos y los pusieron al servicio de la sociedad.
No todos tenemos que ser un Jobs o un Pages, no se trata de eso sino de encontrar aquello que nos hace únicos y diferentes. A menudo buscamos como padres y educadores que nuestros hijos y/o alumnos alcancen un resultado excelente en todas las materias, apoyando las debilidades y no reforzando los talentos, así conseguimos un excelente promedio pero se pierde mucho talento en el camino.
¿Qué hacemos para descubrir los talentos de nuestros niños? Estar muy atentos a cuales son sus intereses, observar cuales son sus principales destrezas y cómo evolucionan, permitirles probar diferentes actividades que requieran diferentes tipos de aptitudes (deporte, artes, ciencias, matemáticas, escritura…). Sin presiones, simplemente para que se diviertan. En la etapa de Infantil es cuando suelen ponerse de manifiesto ya que se da un mayor desarrollo cognitivo y lingüístico.
Es un proceso que requiere tiempo y mucha paciencia, además de mucha constancia para que a través de práctica continua ese talento se convierta en una fortaleza.