Por OLIMPIA TARDÁ, gerente del Internacional Montessori School. Psicóloga infantil, especialista en coaching familiar
Durante los meses de confinamiento todos hemos hecho un gran esfuerzo, se han transformado los hogares en despachos y en aulas, y se han cambiado los juegos entre amigos, las risas y abrazos, por videollamadas. Las familias han sido capaces de conciliar teletrabajo, tareas del hogar, clases virtuales y deberes escolares de los hijos, los profesores también, de un día para otro han tenido que cambiar de un modelo presencial de enseñanza a uno digital, sin tener muchos de ellos ni la formación ni los medios necesarios. Todos hemos mostrado una alta capacidad de adaptación y enfrentamiento emocional a toda esta incertidumbre, pero pasamos de fase, se acaba el estado de alarma, las familias vuelven al trabajo presencial, los niños acaban el colegio, los profesores se enfrentan a cerrar y evaluar un curso distinto a todos los que han vivido hasta este momento. Y ahora, ¿qué hacemos ahora con nuestros niños? ¿les hacemos recuperar los meses de cole perdido y que den clases de refuerzo en verano porque sus notas no han sido excepcionales?, ¿les dejamos con los abuelos mientras trabajamos porque así estarán en casa más protegidos?, ¿quizá será mejor que se diviertan con amigos en un campamento de verano, pero, será seguro?.
Teniendo en cuenta que cada familia tiene sus propias necesidades y cada niño sus propios intereses, os propongo algunas reflexiones que quizá os puedan ayudar para tomar una decisión.
1- Las notas no definen a tu hijo, a veces tendemos a etiquetar a los niños por sus resultados, ‘listo’, ‘torpe’, ‘distraído’. Decía María Montessori “No hables mal de un niño en su presencia, ni tampoco en su ausencia”, Los niños son mucho más que sus resultados, éstos son simplemente causa de una ejecución puntual, en un momento concreto y sobre un tema específico, no tienen en cuenta el proceso, ni la situación personal del alumno en ese momento, ni hacen reflexionar sobre la ejecución para lograr aprender de los errores. Reflexionemos juntos, padres e hijos, sobre el esfuerzo realizado, los propios intereses, para qué estudiar, plantear metas, y sobre todo, evitar que las notas condicionen y enturbien la relación con nuestros hijos.
2- Evitemos transmitir nuestros miedos a los niños. Si ven que nosotros, los adultos, llevamos la nueva situación con seguridad y explicamos con instrucciones sencillas las normas de higiene, uso de mascarillas…ellos lo verán con total normalidad.
3. Si elegís la opción campamento de verano, aseguraros de que el lugar dispone de amplios espacios, aireados, con grupos de alumnos pequeños para evitar la masificación y cumplir las distancias, con protocolos concretos de prevención y actuación. Si elegís seguir en casa, planificar actividades y rutinas con ellos.
Pero, sobre todo, disfrutad cada momento con ellos, relajaros, jugar, reír mucho, pasear por la playa, hacer castillos de arena y vivir el momento. Feliz Verano.