El 8 de marzo celebramos el Día de la Mujer, que tiene sus raíces en el movimiento obrero de mediados del siglo XIX, momento en el que la mujer comenzó a alzar cada vez más su voz en pro de sus derechos. La vida de la mujer hasta entonces padecía una serie de limitaciones, no derecho a voto, escaso acceso a la formación y al mundo laboral cualificado, una esperanza de vida mucho menor que la masculina por los partos y las malas condiciones en el ámbito de la salud.
Sin entrar en polémicas respecto al cómo se conmemora este día desde diferentes colectivos.
Sí me gustaría resaltar la figura de una de las mujeres que luchó durante gran parte de su vida por los derechos de todas las mujeres y su igualdad social y laboral, María Montessori.
Fue una mujer progresista y activista que participó en congresos feministas dando conferencias promoviendo el sufragio universal y la igualdad salarial entre sexos.
Según ella, “la mujer del siglo XX tiene que contribuir a la construcción de una nueva humanidad, podrá hacer lo que hace el hombre pero aportando una nota especial de bondad maternal que se traduce en alivio y paz universal, podrá ser esposa pero no desde la sumisión en el ámbito doméstico si no como compañera y colaboradora, podrá ser madre pero como educadora y transmisora de los valores de los futuros hombres y mujeres del futuro, sólo si la mujer se realiza a sí misma y elige un hombre digno podrá contribuir junto con la escuela a la educación de sus hijos para formar adultos respetuosos y responsables”.
Señaló asimismo la importancia de la formación de la mujer como medio de crecimiento personal y social.
Su concepción de lo que tendría que ser el nuevo mundo pasaba por la educación, la libertad para tomar decisiones, la realización personal y profesional de la mujer y desde ahí la transmisión de valores a los hijos como la lealtad, la rectitud y el respeto al otro.
¿Qué podemos hacer desde casa o el colegio para poder fomentar valores de igualdad de género?
Eliminar estereotipos relacionados con el género y prevenir situaciones de discriminación sexista en el futuro son pautas de comportamiento que se aprenden a través de la familia, la escuela y la relación con los iguales, por ello es fundamental que desde estos contextos se promuevan valores como la tolerancia, el respeto a uno mismo y al otro, la igualdad entre hombres y mujeres y que mejor forma de hacerlo que desde el ejemplo. Evitar roles sexistas y repartir tareas domésticas de forma equitativa fomentando el trabajo en equipo, apoyar a los hijos en la selección personal de juegos o juguetes sin prejuicios de género, fomentar la expresión de emociones independientemente del sexo que se tenga, son solo algunas de las acciones que padres y educadores podemos poner en marcha para contribuir a construir un mundo más igualitario.