Es la única mujer directiva de una empresa especializada en el sector industrial y sin miedo a lanzarse a cualquier proyecto donde la lleve su intuición. Hablamos con Esperanza Fitz de una trayectoria plagada de éxitos

Por S. Quintanilla · Fotos SGplus

La cúspide de la jerarquía empresarial está fuertemente masculinizada en todos los sectores, ¿es también el caso del medioambiental? Totalmente, nosotras tenemos que romper las barreras. Mi empresa es la única del sector que está dirigida por una mujer. En el sector técnico sí hay muchas mujeres pero, evidentemente y sobre todo en el industrial,  es un sector muy masculinizado. Pero estamos para romper barreras, tenemos que hacernos ver y que las mujeres tengan opción dentro de sus empresas a poder promocionar para llegar arriba. Si no existen esos puestos intermedios es imposible

Esperanza Fitz

¿Cómo recuerda sus inicios cuando se adentró como empresaria en un mundo tan masculinizado? Yo llevaba la empresa con mi marido en la parte financiera y económica. En un proceso de separación y lucha por poderes absurda, se perdió todo. En ese proceso mi marido fallece y parto de cero yo sola. Cuando fui a la primera industria para ofrecer mis servicios, no tenía ni un camión pero sabía que si cerraba ese contrato, iba a conseguir los camiones aunque tuviera que andar España entera. Al final, todo está en la seguridad en ti misma y en lo que tú haces. Así fueron mis comienzos, salí de la mesa de las finanzas y me tiré a la calle. Mi sitio es la industria, llevar en mi maletero las botas de trabajo, mi casco y los tacones. Sobre todo el querer aprender, yo llevo muchos años en mi trabajo y es muy raro que me hablen de algo que no sepa. Las mujeres somos muy resolutivas y no podemos tener miedo. Yo en lo mío soy la mejor y lo digo. Aprendo rápido porque tengo muchas inquietudes, me encanta ayudar. Hoy por hoy con la capacidad que tenemos, no hay a ningún sitio ni a ninguna persona a la que no podamos llegar. Y todo esto por la red que tenemos entre todas. El conocer a más mujeres es fantástico y al final tiramos unas de otras.

¿Cuándo y por qué se inicia en el mundo del asociacionismo? Aunque estoy en Sevilla, empiezo con mi primera empresa en el Campo de Gibraltar. Conozco a las empresarias de Cádiz y ese mismo año me dieron el premio Nobel a la mejor empresa. Me sentí tan bien y conocí a tantas mujeres que salió la idea de crear una asociación en el sector medioambiental 

Con mi vicepresidenta Victoria Cabrera, que es mis pies y mis manos, tuvimos una video conferencia con Sandra Díaz, científica de Córdoba y premio Príncipe de Asturias y esa mujer, un cerebro, trabajando en la ONU, nos agradecía el poder y la falta que le hacía una conversación con nosotras, eso es una satisfacción increíble. Otro orgullo para mi fue cuando me llamó hace dos años la Consejera Carmen Crespo y me dijo que me “quitaba” a María López, que era mi vocal en Ansemac y la nombró directora general de cambio climático y sostenibilidad.

Cuando se habla de mujer, mundo rural, medioambiente parece que hay un estigma y se desconoce que ahí encontramos no solo sostenibilidad ambiental sino también vanguardia, innovación y prosperidad económica. La recuperación económica pasa por las mujeres, somos el sector clave. No se puede prescindir de nosotras. Estamos en la revolución verde, estamos en la agenda 2030, estamos totalmente alineadas. Las grandes damnificadas cuando hay un desastre somos las mujeres y las que tenemos mayor capacidad para salir adelante somos las mujeres. En plena pandemia fuimos a inaugurar una asociación de ganaderas que nos pidieron ayuda y allí me encontré con una mujer que había heredado el negocio de su padre y la primera vez que tuvo que recoger el ganado de todo el campo, tardó 3 meses. Decidió pintarles los cuernos de color rosa fluorescente. Dos días tardó a pesar de las críticas de los ganaderos. Eso es ser resolutiva

La recuperación económica pasa por las mujeres, somos la clave”

Desde Ansemac estamos ayudando mucho a estas mujeres sobre todo en la digitalización, es fundamental. Hay muchas jóvenes en los sectores rurales innovando una barbaridad, dentro de la ganadería, agricultura. La juventud viene con fuerza y hay que apoyarla

¿Qué proyectos sostenibles innovadores se han apoyado desde Ansemac? Colaboramos con la Universidad de Sevilla y la delegación de Igualdad en el proyecto ‘Laurem’ donde se encuentra el ‘reto Ansemac’. Este año el tema eran las algas invasoras y entre varias opciones nos dieron la creación de material de construcción sostenible y, a través de impresoras 3D, la fabricación de filamentos para la creación de mobiliario urbano. No quisimos que se quedara solo en un premio y nos fuimos a la Consejería de Medio Ambiente para darle salida a estos proyectos. Conseguimos que le pusieran laboratorios para investigación con las algas y que puedieran montar su negocio, patentarlo o lo que quisieran.

También con los proyectos ‘Artimatón’ propusimos el reto de las proteínas que se encuentran en el pienso de los animales que se compran en los países más deforestados y se consiguió plantar en una laguna unas algas de las que salían las proteínas.

¿Qué mensaje suele transmitir a las jóvenes que se inician en la aventura empresarial? Tener las ideas muy claras y acompañarte de gente que te pueda ayudar y asesorar, Andalucía Emprende, asociaciones de empresarios y empresarias, personas que te ayuden a poner en marcha tu idea.